La desintegración de 10 buses biarticulados y 1.152 articulados, que saldrán del sistema Transmilenio en Bogotá para darle paso a la nueva flota de transporte, le daría un impulso adicional al mercado de la chatarra en el país este 2019, un sector que recupera cada año alrededor de un millón de toneladas y que se considera el mayor reciclador del país.
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En la cadena de valor de la producción del acero nacional, la chatarra es la materia prima esencial para su producción y se obtiene principalmente de la recuperación de vehículos, la demolición de edificios y de los recicladores del país.
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Lo anterior, dado que el proceso producción del acero solo se puede hacer de dos formas: usando horno eléctrico, que usa como insumo principal la chatarra, y alto horno, que utiliza el mineral de hierro que se trae de la minas para producirlo.
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María Juliana Ospina, directora del Comité Colombiano de Productores de Acero de la Andi, explica que las cinco siderúrgicas que operan en el país y que representan el 100% de la producción nacional de aceros largos en Colombia utilizan el horno eléctrico.
“Solo Acerías Paz del Río utiliza las dos vías, el alto horno y el horno eléctrico. Entonces nosotros somos muy dependientes de la chatarra como materia prima para producir acero, porque esa industria es la única que lo produce de las dos maneras”, precisa.
En ese sentido, Ospina señala que las principales fuentes generadoras de chatarra vienen de los recicladores, de la industria y de la desintegración vehicular.
Una de las cinco siderúrgicas del país es Gerdau Diaco, que desde 1961 está convirtiendo la chatarra en su materia prima en el proceso de producción y que anualmente demanda más de 350.000 toneladas. “Esta cantidad la buscamos en el mercado nacional y el faltante lo debemos importar”, dice la compañía que ya ha hecho dos compras importantes en el exterior para poder atender su producción este año.
La recuperación de la chatarra también tiene un componente importante en la mitigación de la emisión de gases contaminantes y la reducción de contaminación de los suelos y el agua.
“Permite proteger y mantener el medio ambiente ya que mitiga la acumulación de residuos que demoran alrededor de 25.000 años en descomponerse y reducen la acumulación de vehículos en los patios o cementerios vehiculares”, anota la firma.
Andrés Ramírez, director de Cámara Colombiana del Acero (Camacero), sostiene que este año la producción de chatarra puede variar por la entrada de los buses nuevos de Transmilenio y la salida de los viejos, “lo que va a hacer que haya más chatarra en el mercado”.
“La chatarra para generar acero proviene del mercado local en su gran mayoría y se produce en las ciudades más grandes de Colombia como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, que es donde hay más automóviles, más consumo de bienes de línea blanca y donde se demuelen más edificios” anota y agrega que una parte de la chatarra en la costa norte del país sí se va par el exterior.
Ramírez además comenta que en Colombia es necesario que haya políticas públicas que fomenten el reciclaje de bienes o insumos hechos en acero. “En países desarrollados hay normas que obligan a las personas a chatarrizar el carro a cierta edad, a renovar los bienes de línea blanca, porque en la medida que pasa el tiempo estos bienes son más amigables con el medioambiente”, puntualiza.
Vale la pena anotar que la característica principal de esta chatarra es que sea ferrosa, quiere decir que tenga contenido de hierro y carbono. “Debe estar limpia de otros elementos, como plásticos, maderas, tierra, vidrio u otros objetos considerados contaminantes para el proceso de transformación”, añade Gerdau Diaco.
