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Jorge Restrepo

Es el banco central

El valor del peso hoy, mejor dicho, es la medida de la confianza, en las instituciones, en la economía, en el gobierno.

Jorge Restrepo
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Jorge Restrepo

Con el valor del peso frente al dólar, en cuestión de días pasamos de la euforia a la desorientación.

Es natural: es más fácil explicar la volatilidad de la tasa de cambio con la coyuntura. Las explicaciones a la par de noticias penitenciarias, judiciales y ministeriales resuenan en la opinión.

Casi no aparecen en esa “matriz de opinión” del dólar la guerra de Rusia contra Ucrania, el precio del petróleo, la emigración de la desesperanza ni el crecimiento de las remesas.

Tampoco está la evidencia sobre la plata que llega o se va para invertir en deuda del gobierno. Ni se menciona la sequía en el mercado de capitales o la subida de la inversión extranjera, como tampoco se considera la evolución del comercio exterior y de su gran hermano gemelo, el déficit fiscal.

Tampoco aparece la historia y aunque celebrar aniversarios es aburrido, en el caso del Banco de la República, la pobreza de explicaciones sobre la euforia y depresión del peso, invita a valorar el Banco y celebrar lo que sí importa.

Con su creación se inició un siglo de progreso institucional con impacto positivo, ininterrumpido, sobre el desarrollo.

Primero fue el monopolio de emisión. Centralizar la emisión de los pesos en el Banco generó confianza, protegió las inversiones y eliminó el rentismo monetario que hacían los Estados -Cauca, Cundinamarca, Bolívar, todos, durante el federalismo radical- y el desorden e inestabilidad de la banca privada.

En segundo lugar está el progresivo aislamiento de las “necesidades de financiamiento”. No fue fácil y tomó tiempo, hasta que la barrera definitiva la puso la Constitución Política de 1991, aislando la emisión para financiar grupos de interés.

Al gobierno hoy el banco le presta sólo en condiciones de mercado, como cualquier otro prestamista, haciendo realidad la restricción fiscal: la deuda la coloca en el mercado la Nación y sólo extraordinariamente y pasando el veto de cada miembro de la Junta Directiva-que no puede despedir o remover el Presidente- podría llegar a prestarla sin intereses. Improbable.

En tercer lugar está la progresiva consolidación de la autoridad del Banco en materia de cambios internacionales.

Aunque desde 1991 el gobierno nada tiene que ver en eso, sólo en 1999 logramos conocer todos un valor de mercado del peso: un mercado competitivo que mide la capacidad de la economía y cuánto aguanta, desde un fenómeno El Niño moderado hasta una profunda crisis política de gobierno.

Eso es lo mejor, porque allí medimos el impacto de cada golpe o buena noticia y que conocemos todos. Nadie lo manipula, es competitivo. No queremos que sea con menores salarios ni con desempleo.

El valor del peso hoy, mejor dicho, es la medida de la confianza, en las instituciones, en la economía, en el gobierno.

JORGE RESTREPO
Profesor de Economía, Universidad Javeriana.
Twitter: @jorgearestrepo

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