Contrario a lo que se podría pensar, debido a que el año ha transcurrido con lluvias fuertes y bajas temperaturas, el 2018 no ha sido malo para el sector de los aires acondicionados y la refrigeración.
De hecho, el gremio, representado en la Asociación Colombiana de Acondicionamiento de Aire y de la Refrigeración (Acaire), aspira a un crecimiento del 3% aproximadamente durante todo el periodo.
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“Este es muy buen tiempo para los aires acondicionados, porque uno normalmente los asocia a calor, pero en realidad están más relacionados a confort, calidad de aire; no solo es echar aire frío”, explicó la directora ejecutiva de Acaire, Claudia Sánchez.
Bolívar Monroy, director técnico de Acaire complementó que en el acondicionamiento de un espacio hay que tener en cuenta varios factores.
Uno es el calor, pero otros son los contaminantes, que llegan hasta a producir hongos si no hay una buena renovación del aire, y la idea es evitar que esto ocurra.
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“Además, imaginémonos un edificio de cinco pisos en el que en el quinto piso usan el agua y la pasan para el cuarto, luego del cuarto al tercero, y así sucesivamente; al último le toca un agua completamente viciada, y eso es lo que está pasando con el aire”, afirmó.
Según Sánchez, normalmente el comportamiento del sector depende mucho de cómo le vaya a la construcción, que este año ha estado de capa caída. Sin embargo, por otro lado, el atenuante ha sido el auge de cadenas de supermercados, como D1 o Ara, cuyas ventas suben e impulsan la venta de equipos de aireación y frío.
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El primer trimestre mostró un incremento de entre 3% y 5%, reflejando tanto los pedidos de la última parte del 2017 como el jalonamiento vivido por el comercio y el agro.
Entre el 2010 y el 2015 el crecimiento promedio fue del 6% a 8% para las dos industrias, pero en los dos años anteriores sufrió una desaceleración y esto se evidencia en la reducción de importaciones de equipos de aire acondicionado, si bien en parte en esto influyó que algunas empresas que importaban productos montaron fábricas en el país.
El pronóstico de Acaire le apunta a un incremento en la facturación en un porcentaje similar al crecimiento esperado de la economía, es decir, un 3%, apalancado en el auge de los complejos comerciales y en el turismo y el agro, estas dos últimas actividades soportadas en los acuerdos de paz con la guerrilla que han abierto nuevas áreas del país para visitantes e inversionistas.
“La agroindustria sin frío no existe”, recalcó Sánchez haciendo alusión especial a la industria láctea, la avicultura, los cárnicos y las pesqueras.
Añadió que “los centros comerciales demandan aires acondicionados y cadenas de frío, porque todos tienen un almacén ancla, y la necesidad aumenta en climas cálidos, donde además les resulta indispensable contar con aires acondicionados. Es lo que ha permitido que el mercado se mueva”.
IMPULSO POR LA COP21
Un factor adicional sobre el cual recaen las esperanzas de los empresarios de estos segmentos para su futuro radica en la posibilidad de que Colombia ratifique los acuerdos de la COP21 y la enmienda de Kigali (Ruanda), cuya vigencia comienza en el 2019 y obliga a reducir gases de efecto invernadero. Ello llevaría a que se repongan más aceleradamente los aparatos de refrigeración viejos.
La cadena de valor de los aires acondicionados mueve cerca de 270 millones de dólares y la cadena de frío, 400 millones (incluida la refrigeración doméstica), pero la cifra podría ser mayor, de no ser porque el nivel de reposición en Colombia es lento ya que las neveras se pasan de un familiar a otro o se venden de segunda. De manera complementaria, el ingreso a la Ocde contiene algunos compromisos ambientales, como el registro de sustancias de emisiones directas e indirectas, lo cual también conduce a promover el uso de artefactos con menos emisiones y que consuman energía de manera más eficiente.
Actualmente, además Acaire está promoviendo que realicen instalaciones de aires acondicionados con todas las normas técnicas en edificaciones para lograr mayor eficiencia energética, lo cual no significa solo que el equipo consuma menos energía sino que todo el sistema sea más eficiente.
Ello implica, de partida, que quien que lo instale sea una persona especializada, como ocurre con el gas. “Este va a hacer un análisis de calidad ambiental, va a verificar que efectivamente los ductos estén limpios, etcétera”, explicó por su parte el director técnico de Acaire, Bolívar Monroy. Hasta ahora, esto lo viene aplicando el gremio como una buena práctica, pero la intención es que el Ministerio de Minas y Energía lo convierta en obligatorio.
Al decir de Monroy, el efecto sería que se profesionalice aún más el sector, al haber mayores exigencias de conocimiento y experiencia para los operadores. Y la consecuencia adicional es la dinamización de toda la cadena de valor.
Entre cadena de frío y los aires acondicionados se calcula que hay unas 2.000 empresas (la mayoría son pequeñas). El 90% de estas compañías estarían afiliadas a Acaire.
El directivo aclaró que la exigencia sería solo para instalaciones industriales y comerciales (por ejemplo en oficinas, hoteles y centros comerciales), no para en residencias ni para áreas específicas como data centers y hospitales, que tienen sus propios estándares, de hecho más exigentes.
Una apuesta adicional de Acaire es popularizar los distritos de frío, consistentes en que, así como se paga el recibo de agua, los habitantes de un edificio o conjunto residencial cancelarían un determinado valor por un aire acondicionado colectivo.
