Arroz Blanquita, empresa del Valle, de más de 70 años, empieza a distribuir su marca en Bogotá y planea la exportación de sus productos de nicho a Estados Unidos.
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El gerente general de la compañía, José Manuel Suso, explica el plan y las expectativas del mercado arrocero en un entorno particular porque en esta parte del año no está el riesgo de mayores importaciones, como ha sido tradicional.
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¿Cómo está el mercado y la marca?
Al final del 2020 hubo una gran cantidad de arroz en el país, porque la gente sembró, motivada en los altos precios y confiada en que podían salir al campo a trabajar con todos los temas de bioseguridad. Así, el sector arrocero y agrícola le cumplió al país. Nosotros tuvimos un crecimiento interesante en ventas, en volumen y monto. Crecimos de $150.000 millones a $205.000 millones. El año pasado el precio del arroz estaba alto, lo que ayudó a que los números fueran de ese nivel.
¿Cómo es el ingreso a Bogotá?
Empezamos este año, entramos al Grupo Éxito y a Cooratiendas. Hemos abierto un departamento comercial en Bogotá, con este par de clientes. La idea, a nivel nacional, es crecer en volumen de paquetes vendidos 10% sobre el año anterior. Esto es algo conservador, queremos ir paso a paso.
¿Y el plan para exportar?
En el marco del TLCtenemos la posibilidad de traer arroz de los Estados Unidos pero también el acceso para llevar nuestro producto.
Ahí es donde vienen los productos de nicho: cuando tengo un arroz orgánico, amigo de las aves, en el sistema B. Como Arroz Blanquita es importante la posibilidad de incursionar con la marca y eso lo estamos explorando.
Nos interesa Florida y Nueva York donde hay consumo latino. Aprecian el arroz colombiano porque es suelto y crece en la olla.
¿Cómo van los precios?
Normalmente el país compra entre 10 y 15% y gracias a la importación el precio se mantiene regulado, pero este año y muy posiblemente al principio del próximo año no se importe, por las condiciones de precios y por la devaluación.
Entonces habrá espacio para el arroz nacional. Habrá espacio para subir el precio al agricultor y un poco al arroz blanco. En la pandemia se vendió a $40.000 pesos la arroba y este año estamos vendiendo a $30.000 la arroba. En el 2019 era de $35.000 millones o sea que la arroba podrá subir a ese nivel el año entrante, generando un equilibrio.
El precio depende del mercado y este año ha bajado por la sobreoferta. Creemos que ya hemos tocado piso. Hemos motivado una campaña de consumo masivo, transversal, desde el Ministerio de Agricultura en compañía de la industria arrocera, con la figura de Rigoberto Urán para promover el consumo de arroz.
¿Cuáles son las cifras definitivas sobre consumo?
Los colombianos estamos comiendo menos de 40 kilos por persona por año. En la pandemia, subimos a 42 o 43 kilos, pero luego por la falta de dinero y el desempleo ha bajado el promedio del consumo a 36 - 37 kilos.
La idea es que con la reducción del precio, cercana al 25% en promedio, podamos motivar nuevamente el consumo del arroz, quitando ese estigma de que el arroz incide en el aumento de peso, al contrario es un cereal importante. Con esta campaña, que coincide con la entrada nuestra a Bogotá, creemos que tenemos un potencial muy grande.
¿Cómo han manejado la mayor oferta?
En vista de que quedó mucho arroz del año pasado, el Gobierno promovió un mecanismo de auxilio a los industriales del arroz para que vendiéramos parte de este alimento de consumo humano para los alimentos balanceados y en el caso de Arroz Blanquita logramos evacuar todo el arroz excedentario que teníamos. Y toda la industria, con mis colegas hemos hecho las compras más grandes que en la historia, tratando de recuperar y rescatar a los agricultores.
¿Cómo les ha afectado el mal tiempo?
De la coyuntura quiero destacar algo preocupante: el invierno tan grande que hemos tenido y que apenas está empezando, pues ha afectado carreteras que comunican Arauca, Casanare y Meta con el interior del país. Esto ha impedido que mucho del arroz producido en estos departamentos y en el mismo Vichada, un nuevo departamento arrocero, hubiera podido salir.
¿En otras regiones también tienen estos problemas por el clima?
No tan impactantes, pero sí, destacar que en La Mojana, en la costa norte, se rompió un dique que afectó más de 10.000 hectáreas en arroz yen cultivos varios, en una zona específica donde iba a salir la cosecha.
Esa destrucción del área agrícola puede hacer que el precio del arroz suba porque se deja de producir y se deja de abastecer la Costa. Ahora que las carreteras de los Llanos empiezan a funcionar, desde allá se podrá proveer el arroz para el resto del país porque sí hay abundancia.
Está en este momento llenos los silos y falta un mes y medio para terminar esta gran cosecha. Así que si tenemos posibilidades de evacuar arroz tendremos también la oportunidad de abastecer el país.
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