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Ricardo Gaitán

Código de barras: ‘huella dactilar del comercio’

Después de 50 años de la primera lectura láser exitosa del código de barras, hoy se repite más de seis mil millones de veces al día.

Ricardo Gaitán
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Ricardo Gaitán

Hace más de 70 años, el 7 de octubre de 1952, los estadounidenses Joseph Woodland, Bernard Silver y Jordin Johanson patentaron el código de barras, y entraron en la historia, pero pasarían más de dos décadas para que su invento llegara a las cajas registradoras de los supermercados.

El 26 de junio de 1974, a las 8:01 horas, un autoservicio de Ohio vendió el primer producto escaneado con el código de ‘líneas paralelas’, un paquete de chicles Wrigley’s de 25 centavos. Este hecho ayudó a perfeccionar el comercio y proyectó la economía a nivel mundial.

Las gomas de mascar y el tiquete de compra se conservan en el Instituto Smithsonian, centro de investigación de museos asociados, administrado por el Gobierno de Estados Unidos.

El código de barras impreso en los empaques de los productos es ‘la huella dactilar del comercio’, que sirve para asegurarse de que el cliente pague el precio correcto por su compra. Además, identifica el punto de venta, el país de origen, el fabricante y actualiza en tiempo real el inventario.

Después de 50 años de la primera lectura láser exitosa del código de barras, hoy se repite más de seis mil millones de veces al día en cualquier lugar del planeta. Se escanea desde productos de consumo masivo a documentos de identidad, pasando a centros clínicos, ingreso a establecimientos, pases de abordaje, e incluso en la fabricación de componentes de maquinaria, automóviles, aviones y naves espaciales, entre otros.

Con la aparición de los dispositivos de comunicación inalámbrica a finales del siglo pasado, el código de barras se ajustó a la tecnología, dando lugar a nuevas formas de uso como los códigos de barras bidimensionales, en los que se lee tanto en horizontal como en vertical.

Algunos de los códigos bidimensionales más habituales son el QR y BIDI. Otro sistema es el EAN-13 y EAN-8, usado principalmente para productos de consumo que se escanean en un POS. El factor de forma estándar es EAN-13 que tiene trece dígitos, mientras que EAN-8 se emplea en productos con pequeña cantidad de espacio disponible.

Sin embargo, el característico ‘bit-bit-bit’ reconocido por todo el mundo, que lleva más de medio siglo tintineando en las cajas registradoras, podría ser desplazado por la nueva tecnología RFID.

La RFID (del inglés Radio Frequency Identification) es un sistema de almacenamiento y recuperación de datos remotos que utiliza dispositivos denominados ‘transpondedores’ (etiquetas y tarjetas), cuyo propósito tecnológico es transmitir la identidad de un objeto (similar a un número de serie único) mediante ondas de radio. Las tecnologías RFID se agrupan dentro de las denominadas Auto ID (automatic identification, o identificación automática), para la identificación de objetos.

No obstante, el principio de la ‘huella dactilar del comercio global’ seguirá siendo la patente registrada por los tres estadounidenses Woodland, Silver y Johanson, el 7 de octubre de 1952. 

RICARDO GAITÁN
Consultor de marca

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