Lograr visibilizar y materializar, a nivel internacional, el trabajo de las personas que están detrás de las industrias colombianas, es una tarea titánica que debe estar en la agenda de las compañías. No solo es darle una razón de ser a esta labor, sino ir más allá; transformar vidas y definir caminos de crecimiento para todos los que convergen alrededor de los sectores económicos del país.
Según el Informe Nacional de Competitividad de la Organización Consejo Privado de Competitividad, entre 2011 y 2020, cerca de 41.000 empresas colombianas realizaron ventas al mercado externo. Alrededor de 10.000 empresas exportadoras, representaron cerca del 1 % del total de empresas registradas en Colombia. Esta cifra demuestra la oportunidad que tenemos de explorar oportunidades de crecimiento internacional y pone en evidencia la baja presencia de compañías nacionales en ese ámbito.
El estar enmarcados en diversas coyunturas mundiales como la pandemia, las guerras, crisis de contenedores, entre otros, han traído desafíos cada vez mayores. A raíz de esto y con el objetivo de encontrar soluciones, es necesario desarrollar estrategias internas para llevar las ofertas comerciales de valor a mercados globales que permitan potenciar: la capacidad productiva, generar empleo y diversificar la presencia de la marca. Lograr dimensionar las oportunidades, es sinónimo de capitalizar nuevos escenarios y, por ende, trascender las fronteras hacia un camino que nos llevará a proyectar una mejor economía para Colombia.
Para calcular la efectividad de una expansión internacional, se necesita reconocer su comportamiento a largo plazo. En principio se trata de engranar un trabajo que promueva iniciativas que articulen conocimiento y el contexto necesario del país al que se quiere impactar. Luego de esto, se proyecta para garantizar mayor número de puestos de trabajo y en resaltar continuamente la competitividad y el diferencial que hace que la oferta de productos y servicios de Colombia sea única. Asimismo, se busca consolidar buenas relaciones laborales, que sean beneficiosas para todos los involucrados, en aras de aprendizajes propositivos que destaquen también el talento humano.
Hoy, herramientas como la digitalización y la innovación, permiten agilizar los procesos de internacionalización. Facilita que más actores se sumen a este proceso y que sigamos trazando el camino para la incursión en mercados externos de marcas y productos internacionales. Por esto, es importante que las empresas que hemos decidido explorar este camino, seamos ejemplo y guía para pequeñas y medianas empresas que decidan llevar su negocio a otras espacios. La internacionalización de una compañía es necesaria para su transformación productiva, para lograr innovar y para alcanzar un mayor nivel de bienestar.
Es fundamental que como empresas trabajemos en pro de la globalización y del crecimiento de nuestras industrias.
Sebastián Mejía
Vicepresidente Internacional de Juan Valdez
