Hoy el éxito empresarial no se limita a la venta de productos y servicios de calidad y altamente diferenciados. Las empresas que prosperan son aquellas que han logrado gestionar sus aspectos ambientales, sociales y gobernanza (hoy denominados criterios ASG) y los de su cadena de suministro.
No basta con abordar los impactos que se generan al interior de las compañías, la gestión sostenible de proveedores, contratistas, distribuidores y clientes se ha convertido en un imperativo. Si no se trabajan proactivamente los riesgos ASG, provocarán disrupciones en la cadena de abastecimiento y, en consecuencia, interrupciones al negocio.
De ahí que la eficiencia operativa, la optimización de procesos, la reducción de costos y la protección del valor corporativo sean los aspectos esenciales para abordar en este contexto. La eficiencia y creación de valor agregado que se genere allí es el pulso que determina la sostenibilidad y competitividad de cualquier organización.
A esto se suma una creciente legislación, marcos regulatorios, estándares y exigencias de inversionistas y consumidores que demandan a las empresas un comportamiento ético, transparente y responsable en la contratación y el relacionamiento con sus proveedores y contratistas. Esto incluye procesos exhaustivos para identificar, controlar y mitigar impactos, especialmente en lo que respecta a los Derechos Humanos y Laborales, un proceso conocido como ‘debida diligencia’.
Velar por que en sus operaciones de abastecimiento y logística no se desarrollen actividades ilegales, de destrucción de ecosistemas o que pongan en riesgo a las personas, son áreas críticas que se deben abordar.
La tarea no es fácil. Requiere de la coordinación de actores y conocer en detalle a proveedores, contratistas y distribuidores, identificar sus necesidades y aspectos de mejora, adelantar programas de desarrollo y acompañamiento para fortalecer sus capacidades y trabajar colaborativamente para superar deficiencias.
Esto incluye la transferencia de conocimientos y tecnologías, la auditoría de procesos, el intercambio de mejores prácticas y la co-creación de soluciones innovadoras. El ecosistema de la cadena de suministro no es solo un componente operativo de las empresas, sino un pilar fundamental para el éxito empresarial. Al comprender su importancia, invertir en su gestión y adoptar prácticas responsables, las empresas pueden fortalecer su competitividad, su rentabilidad y contribuir a un futuro más sostenible.
Por eso, es clave considerar la evaluación del desempeño en seguridad, salud laboral y protección ambiental de proveedores y contratistas, a través de herramientas específicas, como el RUC, que fortalecen la gestión de la cadena de valor y contribuyen a su sostenibilidad. Este enfoque uniforme promueve la mejora continua en la gestión de riesgos, siendo crucial para mantener cadenas de suministro óptimas en un entorno competitivo.
Solo así las organizaciones pueden crear un verdadero clúster de sostenibilidad, resiliencia y prosperidad para sus áreas de influencia.
ADRIANA SOLANO LUQUE
Presidenta ejecutiva del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS).
