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Mario Hernández Zambrano

Los gremios empresariales

Hay que comenzar con acabar la atomización, que equivocadamente se ha querido enfrentar a través de Consejo Gremial Nacional.

Mario Hernández Zambrano
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Mario Hernández Zambrano

La fórmula para la definición del precio del combustible en Colombia da para mucha conversación, comenzando por la necesaria distinción entre la gasolina y el diésel, cuyos usos y finalidades son muy distintos. Por ahora, hay que decir que no es cierto que su relación sea directa y tajante con el precio internacional, en particular en el segundo combustible. Por eso, el logro más importante de los transportadores de carga con su protesta fue la de bajar del pedestal esa supuesta ‘regla de oro’.

Pero el tema de esta nota es otro, solo que tiene un ligero vínculo, los meses agosto-septiembre incluyen la realización de asambleas de importantes asociaciones empresariales del país como el de industria (Andi-80 años), minería (ACM), telecomunicaciones (Andicom), las cámaras de comercio (Confecámaras), Fenalco y después los hoteleros (Cotelco), exportadores (Analdex), las agencias de viaje (Anato). Se acerca el de los constructores (Camacol), varias de agricultores de la SAC (cerca de 20 en el año), infraestructura y la de los bancos (Asobancaria), lista solo para referenciar algunas de las más relevantes y sonadas, que ahora optaron por patrocinarlas, lo cual no habla bien de la independencia informativa que deben manejar.

Lo anterior demuestra la dispersión que tiene el sector privado en nuestro país, expresada en una cantidad grandísima de asociaciones que defienden intereses puntuales y específicos, lo cual es legítimo, pero sus directores aspiran a vender la idea de que lo que es bueno para sus afiliados es lo mejor para la sociedad, cuando en realidad su objetivo es hacer lobby en favor de unos agremiados, lo cual es válido, pero genera distorsión en los propósitos y pérdida de credibilidad en la opinión pública. Jocosamente se puede advertir que en Colombia hay una profesión bien pagada que es la de ‘dirigente gremial’. Varios de ellos tienen ‘veladas’ intenciones políticas, de las cuales no escapan otros que lo hacen más descaradamente como los sindicatos de trabajadores, caso Fecode.

La crisis económica que enfrenta el país, atribuida en muy buena parte a los malos resultados del gobierno de Petro, que de paso siente aversión hacia buena parte de esa dirigencia gremial que la debilita aún más, hace necesario un revolcón de la estructura gremial empresarial en función de unos propósitos más colectivos sin que ello implique un abandono de su acción de cabildeo. Hay que comenzar con acabar la atomización, que equivocadamente se ha querido enfrentar a través de Consejo Gremial Nacional, inoperante e inútil. Qué bueno sería que se mirara modelos como el español, en el que hay solo una gran asociación empresarial para interlocutar con el gobierno, la CEOE, en los asuntos de manejo de la política económica y social. Y el cabildeo se hace de otra forma.

Un segundo punto tiene que ver la necesidad de que los gremios mejoren sus equipos técnicos de trabajo para investigar temas de interés con una visión macro, pero con implicaciones sectoriales. Por ejemplo, llevamos muchos años discutiendo la informalidad laboral y empresarial y el desempleo, pero la única propuesta gremial son reformas de tipo regresivo o la cacareada rebaja de impuestos. Por ahí no es el camino responsable para que una necesaria dirigencia empresarial tenga respeto y credibilidad.

MARIO HERNÁNDEZ
Empresario exportador

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