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Jorge Restrepo

Ocho años de cese con las Farc

Colombia necesita un mejor y diferente dispositivo de seguridad interna y una contundente administración de justicia contra grupos armados.

Jorge Restrepo
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Jorge Restrepo

El más importante acuerdo con las hoy extintas Farc fue el Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo. El cese comenzó el 29 de agosto de 2016 y significó el silencio de sus fusiles: dejaron de existir como grupo armado, cesaron las acciones violentas contra la población, la fuerza pública, y la infraestructura, y su involucramiento en actividades criminales. El cese dio paso a la reincorporación a la sociedad de los integrantes de ese grupo y la destrucción de miles de armas, más de un millón de municiones y toneladas de explosivos.

Esta descripción puede parecer contraria a la evidencia, pues la emergencia de nuevos grupos armados -algunos de los cuales usan el nombre de esa antigua guerrilla- ha llevado a que persista la inseguridad en muchos lugares de Colombia. ¿Qué pasó en los últimos ocho años después del que fue llamado entonces, con esperanza, #ElÚltimoDíaDeLaGuerra?

Una forma de responder es con el registro de violencia que hacen grupos armados organizados en los 1.122 municipios del país. Según esa medida, la violencia atribuida a las antiguas FARC se terminó de tajo en los municipios que la sufrían: para 2017 ninguno de los municipios tuvo esa afectación cuando en los ocho años antes a la negociación, en promedio, 311 municipios estuvieron afectados por las acciones violentas de esa guerrilla.

La expansión de otros grupos armados fue temprana: a partir del 2012 creció hasta afectar 288 municipios en 2016, aunque la fuerza pública contuvo esa expansión con éxito desde el cese el fuego con las Farc y hasta el 2021. El número de municipios que no estuvo afectado por la violencia de conflicto -de ningún grupo armado organizado- se sostuvo hasta 2021: para entonces más de 800 municipios no tenían esa violencia, según la medición que hacemos en Cerac.

En 2022 y 2023 se inició una fuerte reversión de este avance en la construcción de paz, con un aumento significativo de los municipios afectados por violencia de grupos armados, hasta afectar a 408 el año pasado, después de un mínimo de 260 en 2017. Pese a este marcado deterioro aún hubo en 2023, 707 municipios libres de la violencia de esos grupos. Si se mide con el número de personas que pierden la vida por la violencia de grupos armados organizados, la situación es similar pero más marcada: después de una reducción desde 2014 hasta el año en que se completó el Acuerdo de Paz, la pérdida de vidas comenzó a crecer de forma casi sostenida hasta el 2023 debido a la mayor atrocidad de los grupos armados organizados y las disputas entre ellos.

Para frenar esta reversión de la paz que se logró con el Acuerdo hace ocho años Colombia necesita un mejor y diferente dispositivo de seguridad interna y una contundente administración de justicia contra los grupos armados organizados. Esas dos reformas sí salvarían vidas. 

JORGE RESTREPO
​Profesor de economía, Pontificia Universidad Javeriana
X: @jorgearestrepo

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