En un contexto en el que la conciencia ambiental y la urgencia por abordar la contaminación por plásticos ocupan un lugar central en la agenda, es primordial reflexionar sobre las implicaciones de las decisiones tomadas en los altos niveles internacionales de diálogo. Donde la participación de todos los actores es clave, incluidos los gremios que representan y les dan voz a los sectores implicados.
El tratado internacional de plásticos, que se encuentra en proceso de negociación bajo el auspicio de la Asamblea de la ONU sobre Medio Ambiente, es una oportunidad para avanzar hacia soluciones efectivas que frenen la contaminación por plásticos. Se trata de asegurar que este instrumento internacional sea equilibrado y efectivo en su aplicación, abordando la necesidad de fortalecer los sistemas de gestión de residuos en todos los países, especialmente en aquellos de bajos ingresos carentes de una infraestructura adecuada para la recolección y manejo de desechos, incluyendo los plásticos.
Como prioridad en la agenda, debe incluirse la promoción de la economía circular, que consiste en un entendimiento de los residuos, no como desperdicios sino como materia prima para fabricar nuevos productos. A través de la economía circular se garantiza una reducción en la contaminación, a la vez que se generan oportunidades de empleo e ingresos para las comunidades.
La industria del plástico lleva años en la búsqueda de soluciones para abordar la contaminación ambiental, mediante inversiones y tecnología, promoviendo el ecodiseño y el reciclaje. La regulación es clave para acelerar este proceso siempre que envíe las señales adecuadas a la industria y sus cadenas productivas. En este sentido, un resultado de las negociaciones del tratado global de plásticos que trace un camino claro, hacia la gestión de residuos y la economía circular, brindará confianza al sector y reforzará sus acciones hacia la sostenibilidad.
Ahora bien, en las conversaciones del tratado se han planteado ciertas medidas que enviarían la señal contraria, por ejemplo, la imposición de límites a la producción de plásticos o la catalogación de ciertas sustancias químicas o productos plásticos como problemáticos, evitables o de preocupación. Es importante que, en lugar de adoptar enfoques restrictivos que podrían tener efectos adversos sobre el ambiente, la economía y en el acceso a productos básicos, se busque un enfoque equilibrado que busque eliminar y prevenir la contaminación por plásticos a través de soluciones realmente efectivas y sostenibles que generen oportunidades de desarrollo para los países emergentes, como Colombia.
Es necesario que los gobiernos de los países desarrollados reconozcan la importancia de apoyar financieramente a las economías en desarrollo en la implementación de medidas de gestión de residuos y en la transición hacia una economía circular, priorizando y valorando el trabajo que realizan los recicladores de base. Solo a través de un enfoque colaborativo y objetivo entre todos los actores, avanzaremos hacia un futuro sostenible para todos.
Daniel Mitchell
Presidente de Acoplásticos.
