La infraestructura, al facilitar la conexión entre comunidades, impulsar el comercio y estimular la inversión, se erige como un pilar esencial en el progreso económico y social de toda nación. En Colombia, los avances en este ámbito son reflejo de una combinación de factores estratégicos que han propiciado su modernización y crecimiento, buscando una mayor competitividad tanto a nivel nacional como internacional.
El progreso normativo, por ejemplo, ha sido un elemento crítico en la evolución del sector, pues ha sentado las bases para una ejecución más eficiente de proyectos, al establecer mecanismos de pago, asignación de riesgos y herramientas para su adecuada estructuración y ejecución. Adicionalmente, el fortalecimiento institucional del sector, con la creación de entidades como la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN), ha sido determinante para allanar el camino hacia un futuro infraestructural aún más prometedor en Colombia.
De hecho, en la última década, el país ha avanzado significativamente en la mejora de su infraestructura. Proyectos ambiciosos han sido ejecutados gracias a la colaboración intersectorial. Iniciativas como las asociaciones público-privadas han demostrado ser efectivas para atraer inversión y mejorar la calidad de nuestras vías, puertos y aeropuertos. Sin embargo, estos avances deben ser vistos como el comienzo de un esfuerzo continuo y sostenido, pues hoy el sector se enfrenta a desafíos estructurales, que deben ser considerados como oportunidades para innovar y buscar soluciones a la vanguardia.
En J.P. Morgan estamos firmemente convencidos de que la inversión en infraestructura no solo es un motor clave para el crecimiento económico del país, sino que ejerce un impacto directo y significativo en la calidad de vida de todos los colombianos. En los últimos años, desde el banco, hemos respaldado proyectos clave, mediante el diseño e implementación de estructuras de financiamiento innovadoras, ofreciendo al mercado alternativas diferentes a las tradicionales.
Además, utilizamos nuestro propio capital para respaldar algunos de los proyectos en los que participamos, como muestra de confianza en los programas 4G y 5G. Esto ha contribuido al progreso y la modernización de la infraestructura colombiana, impactando la competitividad del país en el escenario global y generando beneficios tangibles a nivel local.
Es crucial que el gobierno, en colaboración con el sector privado, continúe priorizando la infraestructura en su agenda. Esto implica no solo mantener el ritmo de inversión, sino adoptar nuevas tecnologías y enfoques que aseguren la sostenibilidad a largo plazo. Es hora de que todos los actores involucrados –gobiernos, sector privado y sociedad civil– trabajemos juntos para construir una Colombia más equitativa y próspera. Invertir en infraestructura es contribuir a la construcción del país.
Juan Carlos de Yeregui
Director ejecutivo banca corporativa, J.P. Morgan Colombia
