Al momento de referirnos al desarrollo económico y crecimiento, los mares son una pieza fundamental y estratégica, razón por la cual los desafíos de seguridad naval crecen y se diversifican tanto en aspectos físicos como virtuales, aún más, si los países tienen el privilegio de contar con dos salidas al océano.
Esto ha planteado la necesidad urgente de modernizar y robustecer la seguridad para las marinas alrededor del mundo, quienes están en un constante trabajo por mejorar y actualizar su dotación de defensa y rendimiento en los diferentes frentes.
La noción de excelencia está dando paso cada vez más a la búsqueda de la eficacia operativa, con equipos y sistemas resistentes, confiables, fáciles de usar y mantener.
Si bien las regiones costeras son difíciles de proteger por ser un espacio propicio para diferentes actividades, se le ha puesto la lupa a la importancia de que los países mantengan su litoral con vigilancia, haciendo uso de la tecnología.
Para afrontar los múltiples retos de seguridad los estados necesitan contar con soluciones innovadoras y ágiles para la modernización, implementación y robustecimiento de sus sistemas navales, en donde la tecnología es un factor decisivo. Se trata de confiar en activos totalmente autónomos que puedan monitorear tanto las aguas costeras como el espacio aéreo.
Además, hoy es evidente un panorama de ‘guerra cibernética en los mares’ que urge la necesidad para todas las armadas de fortalecer la seguridad digital de sus sistemas y embarcaciones para reducir la vulnerabilidad en ataques que generen errores de software, infecciones en los radares y armas o, inclusive, la pérdida de datos estratégicos.
La clave está en contar con soluciones integrales para abarcar múltiples rubros de protección. Entre ellos se encuentran los medios de transporte (buques y fragatas), el desarrollo de centros de capacitación para el personal y las tripulaciones, los equipos de gestión (radares, comunicación, armamento y sistemas de combate submarinos y de superficie) y soluciones de ciberseguridad con arquitecturas de diversos tipos de protección, acceso de usuarios y segmentación de dominios para robustecer la seguridad y priorizar un éxito en las operaciones.
Un punto de referencia a seguir es Europa, ejemplo del fortalecimiento de la defensa naval en donde es común la existencia de sistemas de formación marítima y supervisión logística que buscan brindarle a las Armadas y astilleros de los diferentes países, todas las herramientas primordiales para reaccionar en diferentes situaciones de defensa.
Más que una tendencia, todas estas implementaciones deben ser ahora una prioridad.
JEROME COPIN
Director Países Andinos de Thales.
