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Ricardo Santamaría

Bienvenida Ingrid

Con su liderazgo, se podría hacer realidad la reconciliación en Colombia.

Ricardo Santamaría
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Ricardo Santamaría

Raramente cuando se hacen análisis políticos, se habla de sentimientos. Lo usual es comentar sobre propuestas, escenarios, alianzas, sobre lo que representa ideológicamente tal candidato o cuál es su posicionamiento.

Cuando escuché lo que dijo Ingrid Betancourt en el lanzamiento de su precandidatura presidencial el martes pasado, sentí que había una causa grande e importante para Colombia en este momento crucial.

Sentí que, con su liderazgo, se podría hacer realidad la reconciliación en Colombia, y no solo la que tiene que ver con el conflicto interno, sino la reconciliación de los gobernantes con los gobernados, de los dirigentes con los ciudadanos. Una reconciliación muy difícil de lograr por la ruptura social que hoy existe en nuestro país.
La causa de poner a raya la corrupción de los políticos y el poder inmenso del narcotráfico. La de gobernar con legitimidad, más allá de respetar las mayorías y las leyes.

No se si Ingrid como presidente sea capaz de lograr esto, pero oyéndola sentí el poder de lo que representa. No es la única con estas banderas. Hay excelentes candidatos en la Coalición de la Esperanza. Algunos con mayor experiencia pública que Ingrid. Y con las mismas banderas de liberar la política de los politiqueros. Lo deseable es que si uno de ellos gana la presidencia, la unión y el equipo continúen como una misma causa.

La política es eso: poner en marcha grandes cruzadas para impulsar cambios profundos en momentos críticos. Ya no es suficiente superar la polarización o impulsar la reactivación económica. La coyuntura demanda algo más grande.

¿Quién puede liderar esa causa de arreglar el problema del narcotráfico con fórmulas que vayan más allá de la guerra o de enfrentar de verdad a los corruptos y devolverle a la política su sentido de servicio y dignidad?

Estamos atravesando la coyuntura económica mas difícil de las historia reciente para los ciudadanos y las empresas y no hemos visto un solo gesto solidario -ni uno solo- de parte de los congresistas o funcionarios públicos: bajarse el salario o renunciar a sus carros blindados, por ejemplo.

Algo simbólico quizás, pero real para restituir la confianza entre los que están en el poder, llenos de privilegios, y los que capotean la crisis como pueden haciendo toda clase de sacrificios.

La reconciliación de Colombia pasa por esos caminos. Ingrid vivió el infierno de la violencia y hoy se siente que es un ser humano reconciliado. Si lo pudo hacerlo en su interior, lo puede liderar para Colombia. Sabe cómo hacerlo. Y sus credenciales de lucha contra la corrupción son probadas. Falta ver cuál es su propuesta para enfrentar el narcotráfico, en una guerra fracasada, que ya cumple 50 años en el mundo, y que requiere nuevas aproximaciones y soluciones.

Para los que creemos en el centro, hay buenas opciones para votar en las consultas de marzo. Estaremos atentos a los debates, para decidir el voto. Extrañaré en la campaña a Juan Carlos Echeverry, excelente candidato que dejó un legado de valiosas propuestas.

RICARDO SANTAMARÍA
Analista

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