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Ricardo Santamaría

Proteccionismo, ¿en serio?

Ojalá que este gobierno decida por fin conversar y ajustar sus políticas a partir de diálogos constructivos.

Ricardo Santamaría
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Ricardo Santamaría

En las últimas semanas el Presidente Petro ha dado señales de que su gobierno va a hacer un giro hacia el proteccionismo. No sabemos todavía en que sectores, porque solo lo ha dicho en relación con los textiles y la ropa. Todo el asunto se disparó con un borrador de decreto preparado por el Minhacienda en el cual se grava con 40% de arancel a las confecciones importadas.

Y según el Presidente, este arancel “permitiría que pueda dispararse la industria de confecciones en Colombia”. Pero la realidad es distinta. El proteccionismo estuvo vigente por décadas en Colombia y lo que produjo fue una industria poco competitiva fuera del mercado nacional, materias primas costosas y de regular calidad, y en algunos casos productos caros para los consumidores. Y peor aún en el mundo global en el que vivimos donde día a día crecen las compras por internet y las entregas a domicilio, y en el cual, a lo largo de las últimas dos décadas, Colombia ha suscrito TLC’s con todos los mercados importantes.

Sin ser experto -y tampoco radical- donde cabe estudiar algo de proteccionismo es en el sector rural porque se trata de la comida de las colombianos. Con gradualidad se pueden tomar medidas que alivien la canasta familiar. Colombia tiene hoy una industria textil y de moda de primer nivel frente a sus pares de América Latina, y con espacios bien ganados en mercados como Europa y EE. UU. Tenemos productos de buena calidad, diseños innovadores, precios competitivos. Y hemos construido un nombre de país que ya se reconoce.

Mucho me temo que si volvemos al proteccionismo esa industria no mejorará, sino lo contrario: La oferta de productos para los consumidores será menor y no habrá mejoras ni en precio ni en calidad. La industria nacional ha reaccionado con ímpetu y buenos resultados a la competencia internacional. E hizo algo importante: salió a vender al exterior. Donde está el problema no es en los productos terminados, sino en la materia prima para hacer la ropa: Mucha de la mejor calidad no es colombiana. Si el gobierno quiere darle un empujón definitivo a la industria tiene que hacerlo por otro lado: impuestos e incentivos para producir más y exportar. La reforma tributaria no ayuda en este camino. Esa industria textil ya ha salido con buenos resultados a mercados en América Latina y ahí está su verdadera veta de crecimiento.

Lo que tiene que hacer el gobierno es escuchar a los industriales de la confección. Reunirse. Entender en donde estamos y cumplir su promesa del discurso de posesión de que conversaría con todos para adelantar buenas políticas públicas. El país está en camino de ser una potencia en moda y confecciones y el momento es crítico para emprender políticas públicas que en ves de ayudar, desvíen el camino. Ojalá que este gobierno decida por fin conversar y ajustar sus políticas a partir de diálogos constructivos.

RICARDO SANTAMARÍA
Analista

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