Bogotá enfrenta una crisis por el agua debido al fenómeno de El Niño, una prolongada sequía que tiene a la mayoría de los embalses que surten del recurso a sus habitantes, con los niveles más bajos registrados en los últimos 40 años.
Una de las acciones que ha tomado el Distrito al respecto ha sido el racionamiento de agua sectorizado en la ciudad, para así darle un respiro a los embalses, en especial a Chuza (sistema Chingaza), mientras vuelven las lluvias.
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Frente a esto, un reciente informe liderado por World Resources Institute (WRI) y Conservación Internacional Colombia asegura que es un hecho que la infraestructura tradicional actual de la ciudad no puede atender las necesidades de abastecimiento por sí sola.
El estudio afirma que hay retos más complejos en torno al agua, como el deterioro de la infraestructura, la contaminación y el cambio climático dificultan cada vez más el trabajo de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) para el suministro de agua potable en medio de una demanda en aumento.
Embalse San Rafael
Alcaldía Mayor de Bogotá
“Tal es el caso de la infraestructura natural, que puede entenderse como la protección, restauración o gestión estratégicas de sistemas naturales como páramos, bosques y humedales que contribuyen a servicios básicos de infraestructura como el suministro de agua”, dice el estudio.
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La investigación encontró que la protección y restauración de los ecosistemas altoandinos (páramos, bosques y humedales) con el apoyo a las comunidades, pueden mejorar de forma costo-efectiva la calidad del agua y fortalecer la resiliencia frente al cambio climático.
“La infraestructura natural puede complementar efectivamente la infraestructura existente y generar innumerables beneficios. Sin embargo, está críticamente subfinanciada y subdesarrollada en Bogotá”, afirman los autores del estudio.
Ahorro de agua
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Y agregan que “los enormes beneficios sociales, económicos y ecológicos sólo pueden obtenerse si se actúa con rapidez. La colaboración es clave para conseguir financiación e implementar con éxito las soluciones basadas en la naturaleza”.
El agua de Bogotá procede de tres fuentes principales: 70 % de la cuenca alta del río Guatiquía (páramo de Chingaza), 25% de la cuenca alta del río Bogotá (páramo de Guacheneque y Guerrero) y 5% del complejo del páramo de Sumapaz.
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El estudio se concentró en la cuenca alta del río Bogotá (150.000 hectáreas), la segunda fuente de agua más importante para Bogotá, que es tratada por la Planta de Tratamiento de Agua Potable Tibitoc (capacidad máxima de 10,5 metros cúbicos por segundo).
“La cuenca alta del río Bogotá es esencial para mantener el acceso al agua en el largo plazo. Es un sitio donde las inversiones estratégicas relacionadas con el agua pueden proporcionar a la ciudad un portafolio más diversificado de fuentes hídricas”, se explica en el estudio.
Planta de Tibitoc
Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá
El reporte indica que garantizar una cuenca sana mediante inversiones específicas en infraestructura natural, podría ayudar al Acueducto a reducir los costos operativos de la planta de Tibitoc.
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“El tratamiento de agua en Tibitoc es costoso por la carga de sedimentos y contaminantes. Por lo tanto, invertir en infraestructura natural (sistemas silvopastoriles sostenibles, restauración ecológica y protección de nacimientos) podría ayudar a mantener sano este sistema”, se añade.
Los autores del reporte realizaron un análisis financiero de un portafolio de infraestructura natural orientada a la ganadería sostenible y restauración ecológica en la cuenca alta, basado en la Metodología Verde-Gris (Green-Gray Assessment) de WRI.
Sostenibilidad.
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“Esta metodología, aplicada en Brasil y México, es un método de seis pasos que ayuda a evidenciar los costos y beneficios que supone para cualquier empresa invertir en infraestructura natural”, se asegura.
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En la cuenca alta del río Bogotá se identificó un portafolio de infraestructura natural costo-efectivo en 2.460 hectáreas para realizar sistemas silvopastoriles sostenibles, núcleos de restauración en ecosistemas estratégicos y protección de nacimientos de agua.
Según los expertos, la propuesta podría representar un ahorro de costos significativo para Tibitoc: con una inversión de $5,3 millones de dólares en infraestructura natural, se generaría un total de costos evitados de unos $44,6 millones de dólares en 30 años.
Sostenibilidad
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“Los ahorros de costos asociados al portafolio de inversión provienen del control de los sedimentos y del nitrógeno, y están asociados a la reducción de los costos de energía, productos químicos y depreciación”, explica el estudio.
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En la cuenca alta, la protección y restauración de su entorno natural reduciría la erosión del suelo debido a que la vegetación retiene los sedimentos erosionados y así no llegarán a los arroyos; por tanto, bajarán los niveles de turbiedad en el punto de captación de agua de Tibitoc.
“Las intervenciones naturales específicas en áreas prioritarias disminuirían potencialmente el sedimento total exportado desde la cuenca a Tibitoc en un 20% en el año 30”, menciona el informe.
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Entre tanto, las actividades de restauración y producción sostenible que promueven la cobertura vegetal natural reducirían la exportación de nutrientes al retener o degradar los contaminantes.
“Los resultados indican un alto potencial para el desarrollo de un proyecto piloto en el cual la EAAB, junto con aliados estratégicos, pueda explorar cómo gestionar los recursos hídricos en colaboración con las comunidades”, concluye el estudio.
PORTAFOLIO
