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Tecnología

20 sept 2023 - 9:33 a. m.

Detrás de escena: así se elabora y se prueba un procesador

Intel cuenta con fábricas en cerca de siete países. Solo en Malasia, la compañía invertirá US$14.000 millones este año. 

Procesador

Procesador

FOTO: iStock

POR:
Daniela Morales Soler
20 sept 2023 - 9:33 a. m.

Los computadores y equipos electrónicos se han convertido en uno de los pilares de la vida actual; estos son el centro del funcionamiento de la sociedad y la economía y a su vez cuentan con su alma: los procesadores.

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Una de las compañías más antiguas y con mayor experiencia en su desarrollo y fabricación es Intel. Portafolio conoció de la mano de expertos de la compañía los laboratorios y fábricas en Malasia donde se hacen algunos de los procesos fundamentales para realizar estas partes y tenerlas listas para ser enviadas a sus clientes.

El proceso inicia en otras fábricas distribuidas en Estados Unidos, Irlanda e Israel, donde la compañía elabora las 'obleas', que son las placas redondas hechas en materiales semiconductores en la cual se elaboran los circuitos que serán los encargados de manejar toda la información y procesos.

Estas obleas (wafers en inglés) llegan a Malasia, a la fábrica KMDSDP, ubicada en Kulim, donde pasan por una serie de procesos para llegar a convertirse en el procesador que se ensambla en los equipos.

(Vea: Tome nota: recomendaciones para evitar ser víctima de un ciberataque). 

Las obleas llegan a un cuarto con filtros para la luz ultravioleta, donde se fijan a un soporte que pierde su adherencia si entra en contacto con luces en este espectro; gracias a esto, las wafers se mantienen fijas en los procesos siguientes.

El primero de ellos es el cortado, que por la naturaleza de las obleas y los circuitos que ya están integrados requiere de un alto grado de precisión.

Es por ello que se usan discos con punta de diamante, dos en este caso, que gracias a la inyección de agua fría durante el proceso, permiten hacer los cortes con alta precisión sin alterar los circuitos eléctricos.

Una vez cortados los troqueles (dies) individuales sigue uno de los varios procesos de clasificación y separación para mantener en la cadena de operación solo los que estén en perfectas condiciones. Una luz UV impacta las placas, para debilitar el pegamento y continuar con la separación.

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Desde afuera, lo que se puede ver es una serie de luces y brazos mecánicos, que evalúan el estado de los dies y los separan entre los que se descartan y los que sí continúan su proceso. A continuación, Intel procede a evaluar cada uno de los troqueles que se separan. A diario, esto implica una operación de miles y miles de chips pasando por pruebas.

Procesador

Procesador

FOTO: iStock

Es tal la cantidad de placas que para mantener la operación funcionando en términos logísticos se utilizan robots, cuya función es mover los lotes revisados y aprobados para avanzar a los siguientes procesos.

En este testeo, hay equipos de una tonelada, con 20 espacios para analizar las placas donde se ubican los troqueles. Las pruebas corren de forma automática en cada uno de los chips que contienen las placas.

En estos espacios, el nivel de cuidado es muy elevado, y cada persona que entra a la instalación debe ponerse un traje completo, incluyendo guantes, gafas y gorros para evitar cualquier tipo de contaminación. En este ambiente casi hospitalario destaca el sonido de los robots, que con su música de carro de helados, van advirtiendo de su paso por toda la fábrica.

Una vez probados pasan a un paso final en esta fábrica: el montaje sobre carretes que será donde los troqueles llegarán al siguiente punto de su elaboración.

Los carretes viajan a la locación de Penang, PGAT, donde inicia el proceso de ensamblaje. Las piezas pasan por un proceso de adhesión con resina epoxi a la silicona, para evitar que quede algún espacio vacío entre el chip y su soporte.

En este paso entra uno de los procesos más avanzados que ha presentado la compañía: el empaquetado Foveros, que le da a sus productos mayor eficiencia y tasa de transferencia. Este no es un proceso nuevo, puesto que desde 2019 ya se había presentado esta novedad.

Las piezas son nuevamente evaluadas para descartar fallas o irregularidades en el producto hasta este punto. Posteriormente, las tapas son puestas sobre los chips.
El testeo no ha terminado.

Una vez está el procesador listo inicia su fase de análisis: el primero de estrés físico, sometiéndolos a temperaturas y voltajes distintos para analizar su resistencia. Sigue la prueba operativa, en la que se evalúa su funcionamiento en distintos sistemas operativos y plataformas.

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Cuando ya se han surtido todos los procesos y se han hecho todas las pruebas para garantizar que los procesadores están listos para salir al mercado, se envían a cada uno de los fabricantes que se encargarán de integrarlos a los equipos.

En Malasia se llevan a cabo los procesos para familias como la de Raptor Lake (décimo tercera generación de Intel Core), Ponte Vecchio y se está produciendo desde ya el producto tope de gama: Meteor Lake, que le apunta a la mayor eficiencia y el menor consumo energético dentro de sus productos.

Para mantener esta operación, Intel cuenta con unos 15.000 empleados en Malasia. No solo esto, la empresa estadounidense planea destinar recursos para ampliar sus locaciones en esta nación, con un capital de US$14.000 millones solo para este año.

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DANIELA MORALES SOLER
Periodista Portafolio 

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