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20 sept 2024 - 3:31 p. m.

Llegar tarde podría ir más allá de un simple mal hábito, según los psicólogos

Para algunos expertos en la mente humana, esto podría ser resultado incluso de problemas de autoestima.

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En un mundo que vive cada vez más acelerado, aprovechar el tiempo se está convirtiendo en una camisa de fuerza, especialmente para aquellas personas que manejan agendas movidas y que planean meticulosamente los minutos y horas que dedican a cada evento que hacen parte de sus jornadas, especialmente en las grandes ciudades de todo el mundo.

Para este tipo de gente, llegar tarde con frecuencia puede ser percibido como una señal de falta de respeto hacia los demás y no toleran que otros les hagan perder tiempo. Cabe destacar que hay culturas en las que incluso llegar antes de la hora también se ve como un gesto de mal gusto, ya que también se traduce en minutos y horas que se pudieron usar para otras tareas.

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No obstante, llegar tarde puede ir más allá de un simple mal hábito y esconder mensajes que en el ajetreo diario pasan desapercibidos y debido a esto no vendría mal analizar el contexto y comportamiento de quienes incurren en esta falta.

Múltiples mensajes

Según una publicación del psicólogo Neel Burton en el portal Psychology Today, este comportamiento puede enviar el mensaje de que el tiempo de la persona que llega tarde es más valioso que el de los demás, lo que implica una sensación de superioridad. Especialmente en eventos importantes, la tardanza sugiere una falta de consideración que puede generar frustración o enojo en los demás.

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“Llegar tarde insulta a los demás, pero también socava a la persona que llega tarde, porque puede revelar una falta de inteligencia, autoconocimiento, fuerza de voluntad o empatía. Por ejemplo, puede ser que la persona que llega tarde se haya fijado objetivos poco realistas y haya programado demasiado en su día, o haya subestimado el tiempo que le lleva viajar de un lugar a otro”, explicó.

Otra interpretación del hábito de llegar tarde está relacionada con la autoimagen de la persona. En algunos casos, quienes llegan tarde lo hacen para atraer atención, lo que refleja un sentimiento de inferioridad que sobrelleva al hacer su entrada de forma tardía y notoria, para imponerse en un intento inconsciente de elevar su importancia dentro del grupo o situación.

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Así mismo, el doctor Neel Burton agrega que “el comportamiento pasivo-agresivo también puede ser una causa subyacente de la impuntualidad crónica. Llegar tarde de manera impredecible o frecuente es una forma indirecta de expresar enojo o frustración sin enfrentar los costos emocionales de una confrontación abierta. Este tipo de comportamiento genera confusión y resentimiento en los demás, complicando la resolución de conflictos y tensiones interpersonales”.

El autoengaño es otra razón común para la tardanza frecuente. Aunque llegar tarde puede parecer un acto de desdén hacia los demás, en realidad puede ser una manifestación de la propia inseguridad o desaprobación hacia la situación. En algunos casos, la persona que llega tarde lo hace para evitar participar en actividades que no desea, resistiéndose de manera inconsciente a comprometerse”, manifiesta también en su texto.

Hábitos

Pasar demasiado tiempo con el celular es un mal hábito

Fuente: IStock

Por último, explica que la impuntualidad puede ser también una táctica para evitar el enfrentamiento con pensamientos y emociones profundas, ya que las personas que llenan su agenda de actividades y se retrasan en sus compromisos pueden estar utilizando la tardanza como una excusa para mantenerse ocupados y evitar momentos de introspección o enfrentamiento con sus propios sentimientos.

Dicho esto, concluye que “la tardanza no siempre es patológica” y sugiere que en ocasiones, el inconsciente de una persona puede estar señalando que no es saludable o beneficioso participar en cierta reunión o evento y debido a esto, llegar tarde podría ser una forma intuitiva de protegerse de situaciones que no resultan provechosas o que van en contra de sus propios intereses.

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