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09 nov 2018 - 8:20 p. m.

Teoría conspirativa sobre Soros se difunde globalmente

El multimillonario se ha convertido en blanco del odio en Europa y EE.UU.

George Soros

En el transporte público de Hungría se ven campañas contra el multimillonario.

Reuters

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Portafolio
09 nov 2018 - 8:20 p. m.

Hace tres años, el primer ministro de Hungría acusó al multimillonario George Soros de intentar inundar el país con migrantes del Medio Oriente.

En las últimas semanas, ha surgido en EE.UU. una acusación similar contra Soros: los teóricos de las conspiraciones en Internet y algunos políticos republicanos lo han acusado, sin pruebas, de financiar una caravana de inmigrantes centroamericanos que se dirige a la frontera estadounidense.

Cuando le preguntaron esta semana si Soros estaba financiando la caravana, el presidente estadounidense, Donald Trump, dijo: “No sé quién lo está haciendo, pero no me sorprendería. Mucha gente dice que sí”.

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Soros niega cualquier conexión. La frecuencia con la que se han emitido semejantes alegatos infundados en EE.UU. pone de manifiesto cuán divisivo se ha vuelto el tema de la inmigración ilegal, uno de los temas favoritos de la campaña de Trump.

Pero también muestra cómo el antisemitismo y las teorías conspirativas se han extendido desde los márgenes hacia la corriente política principal, tanto en Europa como en EE.UU.

El choque entre Soros y el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, se intensificó en 2015, cuando una gran oleada de migrantes del Medio Oriente viajó a Europa central ese año.

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“Él es un ejemplo de quienes apoyan cualquier cosa que debilita a los Estados nacionales”, dijo Orban sobre Soros, quien nació en Budapest, en una entrevista de radio en ese momento. “Estos activistas que apoyan a los inmigrantes se convierten inadvertidamente en parte de esta red internacional de tráfico de personas”.

Soros ha negado cualquier plan de este tipo, pero argumentó en una columna de 2016 que la UE podría reducir la migración ilegal al fortalecer sus fronteras exteriores y comprometerse a aceptar 300.000 refugiados por año.

Laura Silber, portavoz de la Open Society Foundation del multimillonario, dijo que, aunque las conspiraciones sobre Soros habían existido en los márgenes debido a su gran riqueza, la campaña del gobierno húngaro había llevado estas conspiraciones a nuevos niveles.

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Ella señala una campaña en la que se imprimió la cara del sobreviviente del holocausto en los pisos de los autobuses públicos para que los pasajeros la pisaran, lo cual comparó con la propaganda de la era nazi.

Pero Gyorgy Schopflin, Diputada al Parlamento Europeo del partido gobernante Fidesz de Hungría, dijo que el origen judío de Soros no tenía nada que ver con la controversia.

“El gobierno reconoció que las ONG financiadas por Soros estaban ocupadas haciendo todo lo posible para que Hungría fuera un país de migrantes”, afirmó.

La disputa se ha intensificado. La universidad que Soros fundó en Budapest en 1991 cambiará la mayoría de sus cursos a Viena luego de quejarse de haber sido “obligada” a abandonar Hungría debido a las exigencias del gobierno.

La administración Trump le ha dado cierto apoyo a la Universidad Centroeuropea (CEU, pos sus siglas en inglés) de Soros en su batalla con Orban. Pero el presidente y muchos de sus partidarios también han demonizado a Soros.

El multimillonario surgió por primera vez como un participante importante en la escena política de EEUU en 2004, después de gastar US$27 millones en un intento fallido de evitar la reelección de George W. Bush.

Gastó cantidades similares en campañas demócratas, incluyendo la de Hillary Clinton, en 2016. En las elecciones actuales, ya ha gastado más de US$10 millones.

Soros es ahora un blanco bien establecido de los ataques republicanos. Un anuncio de campaña al final de la exitosa campaña presidencial de 2016 de Trump se enfocaba en él junto con la ex presidenta de la Reserva Federal de EEUU Janet Yellen y Lloyd Blankfein de Goldman Sachs, quienes también son judíos, y sugería que el multimillonario estaba entre quienes movían “las palancas del poder en Washington”.

La campaña electoral para las elecciones de mitad de período en EE.UU. ha continuado con el tema. La imagen de Soros apareció el mes pasado en un anuncio de campaña en Minnesota, sentado detrás de enormes pilas de dinero.

“El multimillonario George Soros financia la resistencia”, entonaba el narrador en el anuncio, uno de los varios anuncios relacionados con Soros publicados en el estado por el Comité del Congreso Nacional Republicano.

Matt Gaetz, un congresista republicano de Florida, también sugirió falsamente en Twitter el mes pasado que Soros estaba financiando la caravana de migrantes de Centroamérica, una acusación repetida por comentaristas conservadores en Fox News.

Al mismo tiempo, el multimillonario ha sido amenazado con violencia, conforme las teorías conspirativas aumentan a su alrededor.

Soros fue el primero de una docena de liberales prominentes en ser atacados con bombas de tubo que las autoridades dicen que fueron enviadas por Cesar Sayoc, un teórico de las conspiraciones de Florida que mencionó al multimillonario en repetidas ocasiones en Twitter.

Robert Bowers, el hombre acusado de matar a 11 fieles judíos el sábado pasado, también se enfocó en la caravana de migrantes en su actividad en las redes sociales, en las que a menudo mostraba imágenes antisemitas y teorías conspirativas.

La semana pasada, Kevin McCarthy, el Líder de la Mayoría Republicana de la Cámara de Representantes, publicó un tuit acusando a Soros y otros dos multimillonarios de ascendencia judía – Michael Bloomberg y Tom Steyer– de intentar comprar las elecciones.

La oficina de McCarthy, que ha condenado la violencia reciente, negó que el anuncio fuera un mensaje codificado, pero eliminó el tuit después del incidente de las bombas de tubo.

Robert Goldberg, profesor de la Universidad de Utah y autor de un libro sobre la cultura de conspiración en EE.UU., dijo que, si bien no era nuevo que un banquero judío rico fuera el chivo expiatorio de los extremistas marginales, las teorías conspirativas ahora se difundían más rápido de las redes sociales.

“Creo que esto realmente ha llegado a ser convencional”, dijo. “Las teorías conspirativas se han vuelto normales”.

Courtney Weaver y Valerie Hopkins

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