¿El desabastecimiento de agua solo se mitigaría con racionamientos? Expertos responden

Durante el primer Foro Internacional de Servicios Públicos Domiciliarios, la conversación se centró en analizar diferentes perspectivas en pro de la prestación eficiente, sostenible y comunitaria de los servicios públicos, con un enfoque especial en el agua y la energía, dos temas que preocupan al sector en medio de la sequía y desabastecimiento que presentan varias zonas del país.   

Una de las zonas más golpeadas es Bogotá y sus alrededores. Y es que el sistema Chingaza, que abastece la región, se encuentra a, aproximadamente, a menos del 44% de su capacidad. 

"El agua no se ordena en torno al territorio, el territorio se ordena alrededor del agua", inició planteando el consultor Francisco Javier Panal. "El objetivo de la política de ordenamiento territorial es servir de instrumento para la instauración de un modelo de desarrollo sostenible que equilibre el aprovechamiento del entorno natural con una economía productiva y equidad distributiva", agregó.

La reflexión llega en medio de una coyuntura que exige pensar en el agua, no sólo como recurso, sino como parte esencial del ecosistema. Para el experto, este recurso debe delimitarse y distribuirse teniendo en cuenta "tres criterios: el sistema hídrico, el criterio ecosistémico, y el criterio político administrativo".

Además, añadió: "miremos Bogotá, Chingaza, estamos ocupando un embalse, pero se trata de tener en cuenta, no solo el sistema hídrico natural, sino también el sistema hídrico construido, mirar la oferta y la demanda en un contexto de variabilidad y cambio climático". 

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Para Santiago Ochoa Posada, vicepresidente de Agua y Saneamiento de EPM, la clave estaría en expandir el servicio de agua potable y aguas residuales a territorios que no lo tienen, pero lo necesitan; regular los asentamientos informales que se toman el agua sin autorización y dañan la infraestructura, flexibilizar el marco regulatorio y mejorar la supervisión del servicio con nuevas tecnologías.

"Se piensa que la forma de mejorar el servicio es que la Superintendencia tenga más funcionarios, pero no es el camino. Si no se implementan tecnologías que les permitan tener un nivel de conocimiento oportuno de los problemas en los procesos que garantizan el agua potable, no se puede mejorar. La superintendencia se entera de esas cosas un año después, cuando la posibilidad de actuar no es efectiva", afirmó Ochoa.

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Además, hizo hincapié en que, para regular el uso de los servicios públicos, las instituciones deben confiar en la ciudadanía. "Debemos pensar en que las personas se van a comportar bien y lo van a hacer bien, y actuar contra quien no lo haga (...) hay una desconfianza sectorial y así es muy difícil hacer una supervisión". 

Hugo Guanumen Pacheco, superintendente delegado para Acueducto, Alcantarillado y Aseo de la Superservicios, asegura que "en Colombia, el 17% del suministro de agua potable lo hacen los acueductos comunitarios. El potencial de estos acueductos es de 30.000 centros poblados, y en la Superintendencia sólo tenemos registrados 400 (...) ¿cómo incorporar estos acueductos a la tarea de ahorro y suministro? eso es lo que queremos trabajar".

También hizo énfasis en que no solo se trata de regular la prestación del servicio, sino que desde las instituciones se trabaja en políticas enfocadas en brindar información y concientización, más no en tomar una postura de castigo, sea económico o con el recurso.

"En el marco del cambio climático es muy importante la información. “En la Superservicios tenemos un convenio con MinTic para tener información en tiempo real para ayudar al prestador a orientar la toma de decisiones sobre los embalses, eso es parte del ordenamiento territorial alrededor del agua. Estamos mirando cómo adelantamos la vigilancia desde la prevención”, agregó Pacheco.

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Ochoa planteó dos opciones para lograrlo, e hizo énfasis en la infraestructura necesaria para lograrlas:

1. Irrigación: según Ochoa, Colombia es un país rico en recursos hídricos, sin embargo, estos se encuentran lejos de los principales centros de consumo, por lo que, desde las instituciones, se plantea la posibilidad de redirigir los recursos hacia donde se necesiten.

2. Tarifas progresivas: según el funcionario de EPM, los límites de consumo en medio del fenómeno del niño están por encima de los consumos promedio. Eso hace que la efectividad no sea tan alta, por lo que la clave estaría en establecer varios límites en los que se pase de consumo vital, a suntuoso y, finalmente, tarifas para consumo exacerbado. 

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Para Pacheco y Canal, otra de las opciones es la regionalización, que implica mejorar la infraestructura de los municipios y, además, enfocar las fuentes hídricas en ciertos territorios, sobre todo en aquellos alejados de las fuentes de agua dulce.

"Hay que acabar con el mito de que los municipios de la parte alta contaminan a los demás, eso se logra con reúso (...) hacia allá tenemos que apostarle", afirmó Pacheco, quien también hizo énfasis en que se debe disminuir el consumo vital para promover el ahorro.

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Una de las regiones más afectadas por el fenómeno de El Niño, es la región Andina, sobre todo, Bogotá.

La falta de lluvias en la región Pacífica (que surte los embalses de la Andina) ha provocado una disminución de la reserva de agua dulce para la capital. Es por eso que, actualmente, la ciudad enfrenta una nueva jornada de racionamiento diario de agua por localidades. 

Además, la Alcaldía de Bogotá presentó las siguientes recomendaciones:

1. No acumular de agua durante los turnos de racionamiento. Evitar el desperdicio.

2. Reutilizar el agua de la lavadora para descargar el sanitario.

3. Cerrar la llave de los lavamos al enjabonarse las manos.

4. Lavarse los dientes con un vaso de agua.

5. Disminuir al máximo el periodo de riego de jardines.

6. No lavar el carro con manguera, usar trapo y balde con agua.

LOREN BUITRAGO
PORTAFOLIO