Bogotá y algunos de sus municipios aledaños enfrentan una severa escasez de agua, lo que ha llevado al Acueducto de Bogotá y a la Alcaldía a implementar medidas de concientización y racionamiento. Desde principios de año, la ciudad se ha visto sometida a cortes de agua por sectores, resultado de una prolongada temporada de sequía que ha reducido drásticamente los niveles de los embalses.
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Los embalses de Chuza y San Rafael, entre los principales que abastecen a Bogotá, han experimentado un desabastecimiento crítico. La falta de lluvias ha dejado a estas fuentes en niveles alarmantemente bajos, lo que ha generado preocupación entre los ciudadanos y las autoridades.
En una consulta realizada por el diario EL TIEMPO, el meteorólogo Christian Euscátegui, con una maestría en ciencias de meteorología, analizó la situación actual y las posibles proyecciones para la ciudad.
Euscátegui advirtió que, según el panorama observado en 2024, se anticipan niveles de agua igualmente bajos para el primer trimestre de 2025, especialmente en marzo, debido a la sequía que históricamente afecta a la región en esta época.
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Además, el meteorólogo se refirió a la posible llegada del Fenómeno de La Niña, un evento climático que podría traer lluvias en la segunda mitad de 2024. Aunque esta condición podría ser un alivio para los embalses, Euscátegui enfatizó que es crucial adoptar medidas eficientes en la gestión del agua. "Más allá de que pueda presentarse el Fenómeno de La Niña, la tendencia en los niveles para ese trimestre muy seguramente será al descenso. Para una estabilización es necesario implementar estrategias efectivas de operación y racionalización del recurso", afirmó.
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Ante esta crisis, la Alcaldía ha intensificado campañas de sensibilización, instando a los bogotanos a hacer un uso responsable del agua. Los mensajes destacan la importancia de pequeñas acciones, como cerrar la llave mientras se cepillan los dientes o reparar fugas en las casas, que pueden contribuir a un uso más sostenible del recurso.
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