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Energía

12 sept 2024 - 10:46 a. m.

¿Qué hacer con las plataformas petrolíferas abandonadas que aún ocupan nuestro océano?

Su existencia supone un riesgo ecológico que, según expertos medioambientales, debería eliminarse rápidamente.

Petróleo

Petróleo.

Bloomberg

POR:
12 sept 2024 - 10:46 a. m.
Loren buitrago

Los cimientos de las plataformas petrolíferas se sumergen varios metros sobre el mar. Hacia arriba las plataformas llegan a alcanzar la altura de grandes rascacielos o monumentos, algunas llegando a doblar el tamaño de la Torre Eiffel.

Hay 12.000 en el mundo, muchas de ellas han quedado abandonadas y las preguntas al respecto son: ¿qué hacer con ellas? ¿Deberían las empresas que construyeron las plataformas desmontarlas por completo causando la perturbación de prósperos ecosistemas marinos o deberían dejarse estas estructuras en su lugar, haciendo que el mar sea afectado por más elementos que hemos calificado como 'basura' o 'inservibles'? Las respuestas no es tan sencillas.

Las complicaciones de las estructuras.

Para encontrar bolsas de petróleo y gas bajo el fondo marino, las empresas energéticas crean mapas sísmicos con ayuda de cañones de aire. Una vez encuentran el punto correcto para iniciar la extracción hay dos caminos: anclar al fondo marino plataformas (o torres) de más de tres kilómetros de profundidad o instalar plataformas flotadoras. Ambas opciones no sólo tienen en su estructura las herramientas necesarias para la extracción, sino que también albergan dormitorios y zonas comunes para los trabajadores.

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Cuando los pozos comienzan a secarse se utilizan tapones de cemento para sellar el sitio y así limitar la contaminación del aire y el agua con el fin de permitir que el ecosistema vuelva a su estado original. Es un proceso que cuesta varios millones de dólares dependiendo del lugar de exploración. Según un artículo publicado en Nature Energy en 2023, sólo en las aguas frente a las costas de Texas, Luisiana y Alabama (Estados Unidos), hay 14.000 pozos inactivos que no han sido taponados. Hacerlo costaría 30.000 millones de dólares.

Y es que sellarlos es sólo el primer paso: también se debe retirar todas las estructuras y, además, contratar expertos en restauración del fondo marino para vigilar el proceso de generación de flora y fauna. Para retirar las estructuras hay dos opciones: la primera es quitarla por completo y usar el material en procesos de reciclaje, la segunda es retirar únicamente la parte que sobresale del agua y dejar la parte profunda para que las especies creen sus propios arrecifes.

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Bajo el programa Rigs-to-Reef (de plataformas a arrecifes), del Departamento del Interior de EE. UU., casi 600 pozos se han convertido en arrecifes desde la década de 1980.

Arrecifes de coral

Arrecifes de coral (referencia)

iStock

Sin embargo, no todas las plataformas petrolíferas son aptas para tener como destino convertirse en arrecifes. Dianne McLean, investigadora senior del Instituto Australiano de Ciencias Marinas, le afirma a National Geographic que las plataformas tienen condiciones específicas como las corrientes cercanas, las profundidades y la vida marina que hacen que un enfoque único sea poco práctico y, en varios sentidos, perjudicial.

Es importante resaltar que, para que una plataforma pueda convertirse en arrecife, esta debe ser atractiva para que invertebrados como mejillones, corales, anémonas marinas y estrellas de mar a veces se aferren a los pilotes y atraigan a otras especies de peces y crustáceos a la zona.

Vida marina

Vida marina

Mateo López-Victoria

La Convención para la Protección del Medio Ambiente Marino del Atlántico Nordeste (conocida como OSPAR), firmada en marzo de 1998 y acatada por 15 países, exigía que la superestructura masiva de una plataforma fuera eliminada de alguna manera y retornada a la costa para su reciclaje. Pero en 2006, investigadores de la Asociación Escocesa de Conservación Marina descubrieron que una próspera población de coral (Lophelia pertusa), una especie en peligro de extinción, estaba presente en 13 de 14 plataformas de petróleo y gas analizadas.

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"Cuando las sacas, no estás devolviendo el agua a alguna maravillosa condición ecológica", le dijo a National Geographic David M. Paterson, ecólogo de la Universidad de St. Andrews en Escocia. "De hecho, la estás dejando peor, porque estás eliminando uno de los únicos puntos calientes de biodiversidad que hay alrededor".

Las opiniones divididas solo llevan a un camino: la subjetividad. Cada caso debe ser analizado con sus particularidades. Es el camino largo.

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