La coyuntura de los conflictos internacionales tiene al sector del comercio exterior en un escenario de volatilidad, que aunque no ocurre directamente en Colombia, sí tienen un impacto relevante en este reglón clave de la economía.
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Debido a ello, el aumento del costo de los fletes, especialmente de los marítimos, ha puesto entre la espada y la pared los intercambios de mercancías hacia el país y con destino al exterior, pues este escenario representa uno de los mayores desafíos para la logística y la competitividad de Colombia frente a otras naciones.
De acuerdo con datos de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), el valor se ha ubicado en US$5.868 por contenedor de 40 pies para pasado jueves, 4 de julio. Esta cifra representa una subida del 287,9% frente al promedio del mismo mes de 2023.
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Y si se compara con las tarifas promedio del 2019, cuando aún no había llegado la pandemia del covid-19, la media en las tarifas correspondía a los US$1.420, es decir, que frente a este valor el precio se ha incrementado en un 313%.
Comprender y proyectar el impacto del aumento de los precios de los fletes resulta crucial para uno de los renglones que más mueve la economía del país, y también las razones que lo provocan. La capacidad limitada, el inicio de temporada alta de envíos y los eventos de conflictos internacionales, son algunas de las causas por las que se viene presentando esta situación.
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Así lo explica Miguel Espinosa, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Agentes Logísticos en Comercio Internacional (Fitac), quien además mencionó que el conflicto en el Mar Rojo, donde los Hutíes han desatado una serie de afectaciones por la guerra Israel-Hamás, está impactado en el tránsito más largo de buques que buscan evitar el paso por el Canal de Suez.
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“Para compensar estas rutas más largas, las navieras han incorporado numerosos barcos adicionales a sus servicios Este-Oeste, ya que casi todas las que dependían del Canal de Suez han adoptado estos nuevos trayectos”, afirmó.
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Si bien las afectaciones son en fundamentalmente en el terreno internacional, la vulnerabilidad colombiana radica en el aumento de los precios, no solo de los fletes, sino también de las importaciones, teniendo en cuenta que estos retos reducen el suministro de insumos intermedios y de bienes de consumo, al igual que incrementa los costos operativos.
Por esta razón, la cual las empresas de logística y los actores de exportaciones e importaciones, estarían obligados a enfrentar mayores costos de transporte, que eventualmente se trasladarían en forma de mayores precios a los consumidores finales.
“El aumento de los costos de los fletes marítimos representa un desafío significativo para el sector logístico, obligando a las empresas a adaptarse y buscar soluciones creativas para mantener la eficiencia y la competitividad”, dijo Espinosa.
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A su turno, el presidente de Analdex, Javier Díaz, advirtió que el incremento de los fletes lleva a encarecer las importaciones de todos los productos que consume el país, que van desde materias primas, bienes de capital, materiales de construcción, y bienes de consumo como tecnología, moda, alimentos, entre otras, hecho que podría presionar nuevamente la inflación del país al alza.
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En la misma línea, Miguel Espinosa indicó que gran parte del aumento de los costos se trasladarán a lo largo de la cadena de suministro hasta llegar al consumidor final, generando un efecto dominó en la economía.
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Otras de las afectaciones identificables por esta situación es la ralentización del comercio exterior del país, teniendo en cuenta que en la medida que los costos aumentan, las empresas enfrentan mayores gastos para recibir o enviar mercancías.
De esta manera, según Espinosa, el comportamiento al alza de los fletes puede reducir el margen de beneficio y, en algunos casos, hacer que el comercio no sea viable económicamente. “Los costos adicionales suelen trasladarse a los valores de los productos finales, haciendo que estos sean más caros para los consumidores. Así se puede reducir la demanda de productos importados y, a su vez, la necesidad de exportaciones”, señaló.
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Aunque si bien es cierto que la situación ha tenido un impacto directo tanto en las importaciones como en las exportaciones, en el mes de abril las compras externas del país sumaron US$5.839,4 millones y registraron un crecimiento de 18,1% con relación al mismo mes de 2023. “Fue el primer mes en el que se registró una variación positiva, luego de 17 consecutivos con variaciones anuales negativas”, afirmó el presidente de Fitac.
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Mirando la política de reindustrialización, que es una de las iniciativas que ha planteado el Gobierno para dinamizar los sectores económicos del país, esta también se afectaría de forma positiva y negativa como producto de la mala racha por la que viene pasando el comercio exterior.
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Según los expertos, el impacto negativo sería especialmente en los factores que involucran el fortalecimiento del renglón de manufacturas, teniendo en cuenta que la industria compra diversas materias primas en el exterior, al no ser producidas localmente.
En este sentido, de acuerdo con Javier Díaz, presidente de Analdex, los retrasos en la adopción de tecnologías y en la construcción de infraestructura física y digital, serían de los principales puntos afectados.
Pero por otra parte, para el presidente de Fitac los costos más altos de transporte marítimo encarecen la importación de materias primas y componentes necesarios para la industria colombiana, generando una mayor competitividad de los productos fabricados localmente.
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“Esto puede motivar a las empresas colombianas a buscar alternativas locales, promoviendo la producción nacional y apoyando la reindustrialización del país. Al reducir la dependencia de insumos importados y fomentar el uso de recursos locales, Colombia puede fortalecer su industria manufacturera y avanzar hacia una mayor autosuficiencia económica”, concluyó.
