De acuerdo con la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), las exportaciones de fruta fresca colombiana, sin incluir el banano, han experimentado un crecimiento significativo durante los primeros cuatro meses del 2024, alcanzando los US$201 millones.
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Esta cifra equivale a un incremento del 29% en comparación con el mismo período de 2023, cuando las ventas externas del sector se situaron en US$156 millones, según los datos registrados por el Dane.
En ese sentido, aguacate Hass, limón Tahití, gulupa, uchuva y mango, son las frutas frescas que han impulsado el crecimiento en las exportaciones del sector. Por ejemplo, para el hass, este ha registrado un incremento del 28% en sus ventas externas, pasando de US$85 millones en los primeros cuatro meses de 2023, a US$109 millones en el mismo período de 2024.
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Así mismo, el limón Tahití, presentó un aumento del 57%, al pasar de US$28 millones a US$44 millones.
La gulupa, las uchuvas y los mangos también han experimentado una variación positiva de 16%, 14% y 25%, respectivamente.
De acuerdo con Javier Díaz Molina, presidente de Analdex, las características geográficas del país permiten tener cosechas durante todo el año, lo cual hace que Colombia sea mucho más competitivo en el mercado global.
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“Las exportaciones de frutas frescas, sin incluir banano, contribuyen considerablemente al sector no minero energético ya que representan 2,9% en sus ventas externas totales. Es clave seguir trabajando en admisibilidades fitosanitarias en los principales mercados a nivel mundial, para que las frutas colombianas se posicionen con más fuerza en el exterior”, explicó Díaz.
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En materia de destino, se destacó que las frutas colombianas han logrado llegar a más de 50 países alrededor del mundo, siendo reconocidas por su “alta calidad, sabor y propiedades nutricionales”.
Los principales destinos de exportación, durante los primeros cuatro meses del año son Países Bajos, que tuvo una participación del 42% de las exportaciones totales del sector. Le siguen Estados Unidos (23%), Bélgica (7%), Reino Unido (5%) y España (4%).
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Cabe destacar el aumento de las exportaciones a Bélgica, las cuales presentaron un crecimiento de 233% entre enero y abril de este año, pasando de US$4 millones en 2023 a US$15 millones en 2024.
Para Jorge Riaño, gerente de Novacampo, es necesario un trabajo coordinado entre el sector público y privado, para enfrentar los retos que genera la exportación de las frutas frescas: “tanto el Estado como las empresas del agro colombiano deben buscar soluciones conjuntas a los desafíos del sector, y consolidar e incrementar el desarrollo positivo que han tenido las exportaciones. Tenemos la capacidad de conquistar los mercados más exigentes, siempre y cuando se realice de forma mancomunada entre estos actores ya mencionados”.
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Así mismo, el sector tiene grandes retos climáticos y logísticos. Luz Adriana Villa, gerente de Coltrópicos, empresa dedicada a la exportación, empaque y producción de fruta fresca como aguacate Hass, limón Tahití, mango y gulupa, considera que las tarifas de transporte interno y el costo de los puertos han tenido un aumento significativo, lo que a su vez afecta la competitividad de los productores.
“Es increíble que estemos exportando fruta y que el 17% sean los costos de manejo interno en el país. Son demasiado altos y esto nos resta competitividad. Esto sin contar que las tarifas en puertos han subido un 25%”, contó Villa.
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Respecto a los desafíos climáticos, Villa señaló que el invierno puede afectar considerablemente la calidad de la fruta: “un invierno fuerte representa un gran desafío para las fincas en la recolección de la fruta, ya que el exceso de agua afecta el calibre y, por ende, la calidad final en el destino".
Por su parte, Riaño enfatizó en el impacto directo del cambio climático está en las certificaciones, lo que genera considerables pérdidas para el sector: "el incremento en las exigencias de certificación, por parte de los mercados de destino, la eliminación de moléculas previamente permitidas y recomendadas, y el aumento de la resistencia a las enfermedades y plagas por el cambio climático, obligan a los productores a buscar soluciones cada vez más complejas. Esta situación, sumada a la ineficacia de métodos tradicionales de control, se traduce en grandes pérdidas en la producción”, dijo.