En una enfermedad los síntomas físicos o el dolor son el lenguaje del alma. Ella se siente feliz si hay un flujo libre de energía y una continua renovación de tu ser. Los bloqueos impiden que la energía fluya libremente y eso deteriora tu vida. La enfermedad es un indicador: muestra dónde estás necesitando cambios y sanación.
La ves como mala, debido los síntomas dolorosos y el malestar. La clave es interpretar a la enfermedad como una guía y una maestra. Al hacer esto, se vuelve fácil cooperar con ella en lugar de resistirse y sufrir. La enfermedad la creas tú mismo, y también la sanación, si decides hacer cambios internos.
Puedes tratar a la enfermedad como enemiga. Pelear con ella, hacer resistencia, y sufrir. También puedes acogerla con amor, abrazarla y tratarla como tu amiga, y no como tu rival.
Rodéala con amor y consciencia. Deja que te lleve a una comprensión más profunda de ti mismo. Confía y permítete entrar en una comunicación más profunda contigo mismo.
No es resignarte o rendirse ni ser pasivo, es cooperar con ella de un modo activo, como un amigo.
Acepta lo que vives sin hacer una resistencia que te lleva a agravar la enfermedad. Es muy importante decir ‘sí’ a los síntomas y dolores que se despliegan dentro del cuerpo. Al decir ‘sí’ y aceptar el estado de tu cuerpo, todo mejora. El mal no es la enfermedad, es lo que la causa, o sea, bloqueos espirituales, emocionales y mentales.
Escucha, al meditar, el mensaje silente que Dios o los ángeles te envían a través de tu corazón. Para recibirlo necesitas estar sereno, vibrar en amor y aprender a amar el silencio. Cuando lo haces, ves como en tu interior percibes lo que necesitas aclarar. Saca tiempo para estar en paz y cree de verdad que Dios como energía amorosa está contigo.
Espiritualidad es ser bien consciente de su presencia, amarlo y sentirte amado. Haz con frecuencia “turismo interior” que no cuesta nada, te regala calma y te inspira. Deja las carreras y el ruido, no corras tanto que lo que necesitas es ir adentro de ti mismo. Solo una minoría de seres son conscientes de la presencia de Dios. Date ese gran regalo y tienes buena salud o manejas bien una enfermedad con ayuda, y te sanas.
En algunas regiones del oriente la persona se hace amiga de la enfermedad y no pelea con ella, antes bien, le da las gracias por venir a despertarla, y se pregunta: ¿Qué vienes a enseñarme? ¿Qué debo aprender? ¿Qué es lo que necesito cambiar? Muy sabio, ya que todo tiene un para qué, un sentido oculto. No lo manda Dios, que es amor puro. Creas la enfermedad porque en inconsciencia eliges aprender con dolor y no con amor.
Elige crear tu sanación.
GONZALO GALLO G.
Escritor y conferencista
