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Camilo Herrera Mora

Ser profesor hoy

Si bien, los padres o alumnos son clientes del colegio o la universidad, los estudiantes, no.

Camilo Herrera Mora
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Camilo Herrera Mora

Ser profesor siempre ha sido un reto y una enorme responsabilidad, porque debemos transmitir conocimiento a las personas, lo que implica comprender el continuo cambio de lo que sabemos y comprender a quién enseñamos.

Sin embargo, esta cuesta es cada vez más compleja, porque ha tomado carrera la idea que los alumnos son clientes y que, por lo tanto, debemos tratarlos diferente, lo que no sólo es una gran equivocación, sino que conlleva a un enorme riesgo para todos.

Dejo en claro que esto no lo digo por los alumnos que tengo y he tenido, sino por diversas conversaciones que tengo con varios docentes y directivos en el marco de un análisis que estoy haciendo sobre el tema.

Me he encontrado casos como que algunos padres exigen a los colegios que sus hijos sean tratados por fuera de las normas del colegio, porque ellos consideran que “ellos pagan” para que estos estudiantes pasen los años como en “promoción automática”, y hasta estudiantes de posgrado que consideran que por el hecho de pagar ya merecen pasar y recibir su “cartón” sin mayor esfuerzo, “acusando” a los profesores ante las directivas por ser “estrictos y escueleros” por la carga académica que se exige.

Entrar a estudiar podría ser comparado con entrar a un gimnasio: usted paga para hacer ejercicio, más de usted depende hacerlo, ya que el entrenador no hará el ejercicio por usted. La meta la pone cada uno, si quiere bajar de peso, fortalecerse, crecer como persona, entretenerse, conocer gente. Claro, el símil no es perfecto y puede ser peligroso: porque, entre otras cosas, en el gimnasio no se obtiene un título, que debe cumplir con los estándares que exige el mercado y el gobierno.

Sé que la pandemia afectó el proceso educativo, que la educación está cambiando y que los seres humanos somos “perezosos” porque buscamos ahorrar energía y por eso nos encanta usar el control remoto, pero este aparato no existiría sin un ingeniero que lo hubiera creado usando sus conocimientos: que algo sea fácil de usar, significa que alguien con su conocimiento, volvió lo complejo en simple.

Como profesores buscamos que los alumnos den lo mejor que puedan y si quieren destacar en su proyecto de vida y es claro que para estar entre ese 1% que son los mejores, debe dar mucho más que el otro 99%. La exigencia académica no es una carga para el alumno, sino una garantía para quienes podrán beneficiarse de estos profesionales: pacientes, consumidores y hasta los que viven bajo el techo que construyeron.

Cuando un alumno entra a la clase, es estudiante del profesor, no su cliente. El profesor tiene la responsabilidad de darle la oportunidad y las herramientas para formarse en la materia, al punto de “pasarla” con un conocimiento óptimo de la misma. Si bien, los padres o alumnos son clientes del colegio o la universidad, los estudiantes, no. Esta es la diferencia.

CAMILO HERRERA MORA
​Fundador de Raddar.

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