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Camilo Herrera Mora

El dilema de elegir

Votar es muy parecido a comprar (...) porque es una compra de cada 4 años, de manera colectiva y nos debemos quedar con el ser- vicio por ese rato.

Camilo Herrera Mora
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Camilo Herrera Mora

Supongamos que vamos a hacer un gran y largo viaje familiar y debemos definir que comida llevar. La familia es enorme y diversa. Pedimos varias cotizaciones de comida, desde lo más tradicional hasta lo más novedoso y se las presentamos a la familia, en una encuesta digital, para saber que prefieren, recordándoles que lo que decidamos será lo único que comeremos en ese tiempo.

En los resultados de la votación, vemos que la mitad de la familia no votó y por eso deben someterse a lo que los demás decidan; lo que es raro, porque uno prefiere definir qué comer y no dejar que otros decidan. Quizá confían en los demás, no le dan mucha importancia al tema o bien no confían en las propuestas que hay y como siempre, serán los primeros que se quejen por lo que se definió y les ‘tocó’ comer.

Los que votaron, entre más de 10 opciones, quedan entre dos grandes opciones finales: la pizza hawaiana y la hamburguesa con queso. Aunque hay gente que quiere perro caliente, sushi, ajiaco y otras cosas, la mayoría de las personas votaron por esas dos opciones, y al ver que no es fácil tomar la decisión, porque ninguna tiene la mayoría, se hace una segunda votación, donde las personas pueden escoger entre las dos opciones finales.

Esto presenta muchos problemas. Algunos de los que votaron por la pizza, la verdad es que no les gusta la hamburguesa y harán todo lo posible porque no tengan que comerse ese ‘sánduche’ todo el viaje, sumándose a los que de verdad quieren comer la tajada italiana, porque para ellos es mejor.

Al otro lado la cosa es igual, pero con la particularidad que son más los que votaron por hamburguesa, porque de verdad, no les encanta la pizza y más aún si es con piña, porque una cosa es una pizza clásica y otra esa aberración hawaiana, cosa que nunca permitirían.

Los que no votaron la primera vez, pueden votar esta vez y definir entre esas dos, incluso los que están indecisos porque votaron por el sushi o por el ajiaco, pueden volver a tomar una decisión con la limitante que solo pueden escoger entre las dos opciones finales y no la que ellos quieren. Así, la votación se transforma más en un tema no de lo que la gente quiere, sino de lo que no quiere pero que puede comer por un largo viaje, así no le guste mucho.

Votar es muy parecido a comprar, aunque con condiciones muy diferentes, porque es una compra que hace cada 4 años, de manera colectiva y nos debemos quedar con el servicio por un largo rato sin capacidad efectiva de exigir garantía, retracto o cambio de servicio si no estamos satisfechos.

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@consumiedo Los votos pueden ser como los libros prestados: algunos nunca los devuelven.

CAMILO HERRERA MORA
CEO Raddar

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