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Carlos Tellez

Nuevos estrategas

La pandemia cambió la forma de hacer estrategia desde un reacomodo en los paradigmas esenciales que soportan ahora unas renovadas buenas prácticas.

Carlos Tellez
POR:
Carlos Tellez

Los oficios humanos evolucionan con el tiempo en sus prácticas y paradigmas producto de la experiencia y la necesidad, entre otras razones. Ese proceso evolutivo se acelera por eventos históricos agudos, como el que hemos vivido en los últimos 500 días, y así entonces observamos que la forma de ejercer diversas actividades, sin perder su esencia, es hoy en alguna medida diferente.

Quienes tienen por tarea diseñar la estrategia en las empresas y otras organizaciones, han evidenciado la evolución reciente en el quehacer del estratega, que combina por estas épocas un tanto más de arte y experiencia que de ciencia o método. En el mundo de la estrategia convivíamos, hasta antes de la pandemia, con una serie de prácticas establecidas regidas por metodologías, paradigmas, lenguajes y rituales de referencia, de las cuales alejarse era visto con sospecha por los estrategas más apegados a la ortodoxia tradicional de esta disciplina en las juntas directivas, los equipos ejecutivos, la consultoría y la academia.

Los cuestionamientos a muchas de esas prácticas tradicionales ya existían desde años atrás, y en términos de los paradigmas que las soportaban la pandemia los sigue decantando en cuatro categorías: declaró obsoletos a algunos, promovió la adopción más amplia de otros, motivó la aparición de unos nuevos y, más importante aún, legitimó unos cuantos que los estrategas más innovadores ya habían incorporados pero que, por la contención natural que dicta la existencia de “buenas prácticas” en una disciplina, preferían mantener reservados, de manera casi clandestina, para la intimidad de los ejercicios estratégicos con sus equipos.

Así entonces, a manera de ejemplo en las cuatro categorías mencionadas, la concepción de la estrategia como un plan quedó definitivamente obsoleta. Las empresas a las que la pandemia sorprendió apenas con un plan se vieron sin estrategia. De otro lado, la incorporación de criterios de sostenibilidad social, ambiental y económica en la formulación estratégica de las organizaciones es ahora una práctica más común, vistos además como pilares centrales en lugar de un requisito marginal casi cosmético. La dinámica frenética de los meses de pandemia puso de presente un nuevo paradigma: la necesidad de convertir la estrategia en un tema deliberado de conversación permanente más que de ejercicios esporádicos de reflexión y seguimiento. Finalmente, consolidó su legitimidad el paradigma de la experimentación educada, como una ruta pertinente de validación y aprendizaje estratégico para trascender predicciones teóricas ingenuas e imperfectas.

La pandemia cambió la forma de hacer estrategia desde un reacomodo en los paradigmas esenciales que soportan ahora unas renovadas buenas prácticas cuya emergencia, legitimada por los resultados que entregaron a quienes las adoptaron años atrás y por la pertinencia que han demostrado en los meses recientes, dará paso a una generación de nuevos estrategas.

CARLOS TÉLLEZ
Consultor
carlos@carlostellez.co

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