El pasado miércoles, la directora del Departamento de Prosperidad Social (DPS), Laura Sarabia, y el presidente del Grupo Aval, Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, firmaron en Manaure el acuerdo para lanzar la ‘Misión La Guajira’. Ante la comunidad Kaikishi del pueblo indígena wayú, se presentaron los principales lineamientos de esta iniciativa conjunta entre el Gobierno Nacional y este conglomerado empresarial- del cual hace parte la casa editorial a la que pertenece este diario.
Este esfuerzo de colaboración público-privada, que cuenta con el apoyo de Prisa y La W, constituye una muestra contundente del nuevo ambiente entre el Gobierno Nacional y diez de los empresarios más representativos del país. Precisamente uno de los retos de la ‘cumbre’ en la Casa de Huéspedes Ilustres entre el presidente de la República, Gustavo Petro, y estos ‘capitanes de industria’ era traducir esas conversaciones en planes de acción concretos.
En especial, el diseño de estrategias que apuntan a temáticas de la agenda en discusión como el desarrollo social y la inclusión productiva, y a regiones puntuales como La Guajira, el Pacífico y la Orinoquia. Por esa razón, la firma del acuerdo entre el DPS y el Grupo Aval adquiere mayor relevancia al trasladar de forma tangible la fotografía simbólica de Cartagena en una ruta para ofrecer soluciones específicas.
De hecho, la ‘Misión La Guajira’ se concentrará en 3.600 hogares en 74 comunidades localizadas en Manaure y Uribia. Con indicadores de pobreza monetaria y multidimensional, decenas de puntos porcentuales más elevados que los promedios nacionales, La Guajira es una de las regiones más necesitadas del país.
Junto a estos desafíos económicos se suman un abanico amplio de necesidades básicas insatisfechas, dificultades en el acceso a agua y a saneamiento básico y falta de oportunidades laborales y educativas.
El despliegue de esta iniciativa comenzará con estudios para identificar de mejor manera las necesidades de esas comunidades alrededor del abastecimiento de agua, seguridad alimentaria, energía y proyectos de inclusión productiva.
En un segundo momento, se desarrollará un plan de intervenciones directas a esas poblaciones -con una inversión preliminar de $10 mil millones y una posibilidad de aumentarla hasta diez veces más. En paralelo a esas soluciones seguirán apuestas para la transformación social y económica sostenible de esos territorios.
Hay elementos en el diseño de ‘Misión La Guajira’ que constituyen cimientos sólidos para su desarrollo futuro. El primero es la fortaleza de la cooperación público-privada. Si bien estas iniciativas no borran ciertas señales de desconfianza que permanente envía el Gobierno Nacional sobre las actividades privadas en la economía y en la sociedad, la Casa de Nariño deposita hoy su confianza en el esfuerzo empresarial para la mejora de condiciones para los guajiros.
La experticia ejecutiva de los empresarios, junto a su manejo de recursos y capacidades de planeación e implementación, son garantía tanto de transparencia como de efectividad.
A lo anterior se suma la voluntad política que, por medio de Prosperidad Social, la administración Petro está invirtiendo en este proyecto y que seguramente se multiplicará en las futuras iniciativas que le sigan con otros grupos empresariales y en otras regiones necesitadas.
En tercer lugar, los ejes puntuales de la agenda de trabajo responden a esas urgencias básicas de las comunidades y orientan los esfuerzos a brindar soluciones sostenibles y eficaces. Foco, agenda, concentración regional, recursos, voluntad política y experiencia ejecutiva son una fórmula para que ‘Misión La Guajira’ salga adelante.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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