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Francisco Miranda Hamburger
Editorial

¿Fin de los estratos?

La transición a una medición más real de las condiciones socioeconómicas de los colombianos servirá para focalizar mejor la lucha contra la pobreza. 

Francisco Miranda Hamburger
Director de Portafolio
POR:
Francisco Miranda Hamburger

El camino del Departamento Nacional de Planeación (DNP) para llevar a los estratos a la obsolescencia sigue avanzado. En el arranque de este 2024 la entidad publicó el borrador del decreto para la consolidación del Registro Único de Ingresos (RUI), que está contemplado dentro del actual vigente Plan Nacional de Desarrollo y que busca contar con mejor información de las condiciones de vida y niveles del ingreso de todos los hogares del país.

Los estratos son un sistema de clasificación de los inmuebles y las viviendas, creado a mediados de los años ochenta, para asegurar que todos los colombianos tuvieran acceso a servicios públicos domiciliarios básicos como el agua, la energía eléctrica y el gas natural.

La estratificación socioeconómica dividió esos inmuebles en seis franjas -1 a 6- dependiendo de las condiciones de los predios y del entorno barrial para así montar una estructura cruzada donde las más altas -5 y 6- subsidiaran a los más populares -1, 2 y 3-.

No obstante, lo que nació con una intención solidaria y redistributiva terminó por reflejar profundas inequidades
no sólo a nivel técnico y de focalización sino también sociológicas y culturales.

Desde el punto de vista del diseño, establecer las condiciones socioeconómicas por las características de la vivienda trajo graves falencias en términos de exclusiones e inclusiones, ya que no recogía con la exactitud requerida los ingresos de sus habitantes.

En otras palabras, tanto ciudadanos con capacidad de pago habitan casas en estratos 1, 2 o 3, como viviendas clasificadas como estratos altos con hogares que sufren pobreza y vulnerabilidad.

Como resultado, de acuerdo a datos de Planeación Nacional, casi 200 mil hogares en Colombia de estratos 4, 5 y 6 son pobres, pero no pueden recibir ninguna ayuda del Estado mientras que, en el estrato 1, se han encontrado más de medio millón de hogares que gozan de subsidios a pesar de no estar en condición de pobreza.

En entrevista con este diario, el director del DNP, Jorge Iván González, habló de la identificación de 1,9 millones de hogares -de un total de 13,6 millones-
con errores de inclusión en el Sisbén y 86 mil hogares con errores de exclusión. La lucha contra la pobreza -y con ella, la urgencia de asistir a los colombianos que más la sufren en la actualidad en aras de que la superen- requiere de las mejores herramientas posibles para su despliegue.

La estratificación socioeconómica -e incluso encuestas como el Sisbén- constituyen instrumentos, cuya utilidad y conveniencia no se niegan, pero que podrían ser remplazados por mejores sistemas, esto es, con información más exacta de los ingresos de las personas y con una determinación más detalladas de las condiciones de vida.
Lo anterior con el objetivo de que el Estado
cuente con la mejor focalización y así poder identificar las familias y los colombianos que verdaderamente necesitan de las ayudas y subsidios gubernamentales.

La reducción de los niveles de pobreza es una de las tareas socioeconómicas prioritarias y pendientes del Estado colombiano en la pos-pandemia. Es perentorio retornar a una senda de caída del porcentaje de la población nacional pobre y en condición de vulnerabilidad.

Con los recursos escasos, la transición a una medición más ajustada a la realidad -que ya viene caminando con el Registro Social de Hogares del DNP- constituye un esfuerzo urgente y necesario que necesita el apoyo de todos. Así las ayudas llegarán a sus reales beneficiarios.

FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
framir@portafolio.co
@pachomiranda

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