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Francisco Miranda Hamburger
Editorial

Los recursos de los cafeteros

En vez de minar la institucionalidad centenaria de la caficultura, el Gobierno Nacional debería trabajar con la Federación. 

Francisco Miranda Hamburger
Director de Portafolio
POR:
Francisco Miranda Hamburger

En esta semana el Ministerio de Agricultura convocó a una asamblea de cooperativas de caficultores en la que brillaron por su ausencia tanto la Federación Nacional de Cafeteros como otras organizaciones activas del sector.

El presidente de la República, Gustavo Petro, habló ante estos productores de café y reiteró las fuertes críticas que ha venido expresando ante el manejo del grano, al que llamó “fracaso”, y calificó los “dineros del café” como del “pueblo colombiano”.

“Tenemos derechos sobre ese dinero. Pero se ha creado la tesis de que hay otros derechos adquiridos por parte de privados”, sentenció el primer mandatario.

Juega con fuego la Casa de Nariño al introducir dentro del principal sector agrícola del país esas narrativas de “proceso constituyente” y de “públicos versus privados”, que tanto promueve en otras actividades económicas.

Queda claro que al Gobierno Nacional le importa más minar los cimientos de la casi centenaria institucionalidad cafetera que contribuir a que los caficultores enfrenten el crítico momento que atraviesan.

No debe caber ninguna duda que los recursos del Fondo Nacional del Café pertenecen a los cafeteros colombianos, que los han trabajado duro en sus cultivos.

Poner eso en duda -o, peor, dar la impresión errónea de que los caficultores se los están arrebatando al resto de los ciudadanos- solo refleja la resistencia del Gobierno Nacional en reconocer y respetar la arquitectura institucional cafetera-.

Ojalá que los caficultores no caigan en ese juego destructivo en el cual la única vía de mejora se construye
sobre la debilidad de la Federación o la tentación de crear organizaciones “paralelas”.

Ya es momento que la administración Petro respete y reconozca a la Fedecafé y se siente con ella para construir en conjunto la política cafetera. El gremio caficultor concentra a más de 548 mil familias cultivadoras, distribuidas en 23 departamentos del territorio nacional y que generan alrededor de 2,5 millones de puestos de trabajo.

Este sector -el más grande y tradicional de la agricultura colombiana- demanda hoy salidas y decisiones para encarar el complejo momento de bajos precios internacionales del grano.

Si al Gobierno Nacional le interesara genuinamente el avance de este medio millón de hogares cafeteros, el centro de la discusión no estaría girando en torno a “constituyentes” ni a definiciones sobre el carácter “público o privado” de los recursos.

La agenda de la política cafetera estaría concentrada a la búsqueda de soluciones a problemáticas como el envejecimiento y renovación de los cafetales, la baja productividad, la falta de mano obra, los altos costos de producción, la búsqueda de rentabilidad, los cafés especiales, entre otros.

En especial, porque la Federación Nacional de Cafeteros, en cabeza de su gerente, Germán Bahamón, ha manifestado en múltiples escenarios y circunstancias su intención de conversar con el gobierno Petro sobre los cambios o los énfasis en el manejo de la política cafetera.

Lo anterior sin olvidar que los únicos capaces de transformar la estructura de la Fedecafé son los propios cafeteros en sus instancias asociativas y democráticas.

En conclusión, el mejor camino para el sector caficultor pasa por el esfuerzo conjunto tanto del Gobierno Nacional como de la Federación de Cafeteros para encontrar no solo las medidas para mitigar los choques de la actual crisis, sino también las agendas comunes que fortalezcan el futuro de la caficultura colombiana.

FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
framir@portafolio.co
X: @pachomiranda

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