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Francisco Miranda Hamburger

Más apoyo a las pymes

Además de extenderlos y acercarlos más, las empresas pequeñas ameritan una agenda más focalizada en sus necesidades particulares.

Francisco Miranda Hamburger
Director de Portafolio
POR:
Francisco Miranda Hamburger

Los recientes reportes de la Superintendencia de Sociedades sobre el desempeño de las 10 mil empresas con mayores ingresos operacionales del país reflejaron la naturaleza resiliente durante el año de la pandemia de las compañías más grandes, así como de la “clase media” empresarial. No obstante, la vulnerabilidad de las pequeñas y las micro es mucho más alta y sus desafíos son angustiosos.

El impacto social y económico del coronavirus ha venido literalmente desgarrando los hilos más delgados y frágiles del tejido empresarial colombiano. En octubre pasado, apenas saliendo el país de las restricciones en algunas zonas, el Dane había calculado en más de medio millón los micronegocios que la pandemia había destruido. No obstante, en tono con la reactivación de la economía, en el primer trimestre de este año, estos pequeños establecimientos habían aumentado en 4,1 por ciento.

La mayor parte de las empresas en Colombia se clasifican dentro del tamaño pequeño. Alrededor del 85 por ciento son microempresas que, antes de los choques laborales tan drásticos, generaban alrededor de un 80 por ciento de los empleos del país. Se trata de jardines infantiles, panaderías, peluquerías, restaurantes, ventas de minutos de celular, mototaxis, consultorios odontológicos, tiendas de barrio, confecciones de ropa, oficinas de abogados y contadores, cría de ganado y cultivos agrícolas, entre otras.

Basta con caminar por el corredor comercial de cualquier barrio en una ciudad colombiana para evidenciar tanto la vulnerabilidad como las desastrosas consecuencias de la crisis sobre estos pequeños negocios y establecimientos. Los mecanismos de financiación, créditos y creación de nuevos canales de ventas, entre otras estrategias empresariales de supervivencia en la crisis, son mucho más difíciles y casi imposibles para las más pequeñas. Según datos del Dane, las ventas de los micronegocios en el país a este primer trimestre de 2021 habían caído un 17,8 por ciento.

Desafortunadamente, los instrumentos de apoyo gubernamental a las empresas- que han sido de vital soporte- no alcanzan a llegar a las pymes que las necesitan. De acuerdo a un reporte reciente de la Ocde, solo el 8 por ciento de las pymes colombianas han recibido apoyo del Gobierno frente a un promedio de 33 por ciento dentro de los países de este “club de buenas prácticas”. De hecho, solo el 43 por ciento de los negocios más pequeños en el país conocieron de las políticas de ayuda gubernamental por el covid-19.

La propuesta de reforma tributaria 2.0 recientemente presentada incluye una extensión de los subsidios a la nómina hasta finales de 2021, focalizados en pequeñas y micro para cubrir unos 400 mil empleos. Es un componente del proyecto de ley que debe ser aprobado en el Congreso. Sin embargo, cuando se habla de que sobre las empresas del país se sostendrá la mayor parte del recaudo del ajuste fiscal en 2022 también están incluyendo a las pymes formales. Si, como lo afirma la Andi, el pago de los nuevos tributos el año entrante será un gran esfuerzo para los empresarios, para los más pequeños constituirá literalmente una carga mucho mayor.

La reactivación de la economía también se está reflejando en la mejora de los indicadores de los micronegocios en Colombia. Pero es asimismo una realidad evidente que no todas las pymes acceden, solicitan o se aventuran a los beneficios que el Gobierno Nacional ofrece hoy. Además de extenderlos y acercarlos más, las empresas pequeñas ameritan una agenda más focalizada en sus necesidades particulares.

FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
framir@portafolio.co
Twitter: @pachomiranda

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