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Francisco Miranda Hamburger
Editorial

No está vencida

El IPC de agosto muestra que, a pesar de estar cayendo a un ritmo lento, la batalla contra la inflación debe continuar.

Francisco Miranda Hamburger
Director de Portafolio
POR:
Francisco Miranda Hamburger

De acuerdo al Dane, el costo de vida en Colombia continúa descendiendo. La variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) correspondiente a agosto registró un 11,43%, aún por encima del 10,84% en el mismo mes de 2022.

Desde que la inflación tocó su techo en marzo pasado, con 13,34% anual, han sido cinco meses consecutivos a la baja que han generado un importante alivio al bolsillo de las empresas y los hogares colombianos.

A pesar de esta tendencia descendente, el ritmo en el que los precios están cediendo no es lo suficientemente rápido como lo han experimentado otros países de la región.

Mientras que Colombia reporta una inflación anual aún con dos dígitos, Brasil marca un 4%, Perú, 5,6%; Chile, 6,5 %, y México un 4,8%.

De hecho, las presiones inflacionarias han pasado a generarse ya no desde la división de alimentos, sino desde el transporte, los precios de los combustibles, el alojamiento y los servicios públicos.

Más aún, en el mes de agosto en particular, el índice de precios superó las expectativas de los analistas y expertos.

Específicamente los alimentos volvieron a subir en parte por los impactos de las afectaciones a la vía al Llano, gran abastecedor del mercado nacional, y efectos puntuales de falta de lluvias y ajustes propios de la oferta y la demanda.

A lo anterior, ya más en un nivel general, se deben añadir los aumentos a los costos de la gasolina, la incertidumbre de los choques del fenómeno de El Niño al sector agropecuario y las consecuencias de eventuales acuerdos del Gobierno Nacional como el de los taxistas y la gasolina.

Hay datos en el informe del IPC del Dane que invitan a la moderación en el entusiasmo de los meses recientes. Por ejemplo, si bien la variación anual está a la baja, un nivel de 11,43%sigue siendo muy alto en comparación tanto con el rango meta objetivo del Banco de la República, como con el bolsillo de los hogares colombianos.

El IPC anual sin alimentos ni energéticos supera los dos dígitos en agosto, 10,09%, así como el de las familias pobres y vulnerables: 10,79 y 11,20%, respectivamente.

Esta situación de la vía al Llano en agosto fue calificada por el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, como un “pequeño traspié” que podría “ralentizar” las conversaciones con el Banco de la República con respecto a las tasas de interés.

Es evidente que la tendencia de la inflación es descendente, y las contingencias de las carreteras en los alimentos son coyunturales, pero los distintos factores que presionan los precios están frenando el ritmo en el que el IPC debería descender. En especial, si de “ambientar” el inicio de la política de reducción de las tasas de interés por parte del Emisor se trata.

Claramente el presidente de la República, Gustavo Petro, se adelantó hace poco más de un mes al declarar un parte de victoria sobre la disparada de los precios.

“Hemos vencido a la inflación”, afirmó el primer mandatario en varios discursos de balance de su primer año de gestión. Ni las autoridades económicas ni la junta directiva del Banco de la República deben bajar la guardia en la batalla contra el alto costo de vida.

Precisamente esta es la información, entre otros análisis, que deben tomar en cuenta los codirectores para tomar sus decisiones sobre las tasas de interés a finales de este mes.

Si bien el ministerio de Hacienda, la Andi y Asobancaria invitaron al Emisor a trazar una senda de “reducción” para reactivar la dinámica económica, la fotografía de la inflación en agosto apunta a las voces que señalan que arrancar los recortes sería prematuro.


FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
​framir@portafolio.co
Twitter: @pachomiranda

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