Esta semana la Cámara de Comercio Colombo-Americana (Amcham Colombia) hizo un llamado para el máximo aprovechamiento de las oportunidades comerciales que tendría el sector agroindustrial colombiana en Estados Unidos. Para el gremio, las exportaciones del agro nacional podrían en cuatro años aumentar 250% y alcanzar US$1.400 millones.
El reporte de AmCham Colombia identifica múltiples productos en los que la oferta exportable de Colombia hacia Estados Unidos podría crecer. Este abanico incluye tanto el centenar de productos agrícolas con pasaporte sanitario como grasas y aceites animales y vegetales, chocolates, confitería, extractos y esencias de café, salsas preparadas, entre otros. Asimismo, mapea desde cada departamento colombiano el potencial de crecimiento exportados con resultados interesantes para Tolima, 650%; Bolívar, 527%, y Arauca ,442%.
A primera vista, la invitación a desarrollar estas oportunidades, con unos crecimientos que en algunos casos duplican y triplican los volúmenes actuales, suena demasiado ambiciosa. Al fin de cuentas, el sector agroindustrial no está exento de profundos desafíos estructurales en múltiples frente que van desde el deterioro de la seguridad en los territorios hasta dificultades en trámites y procedimientos con las entidades gubernamentales, pasando por problemas de promoción y logística.
El informe de AmCham Colombia se concentra obviamente en esos productos y oportunidades en al menos 31 estados de la Unión norteamericana. Pero el llamado general también debe cubrir otros destinos de las ventas externas colombianas del sector agroindustrial. Construir al menos una hoja de ruta, en un trabajo conjunto entre el sector público y las empresas privadas, constituirá un positivo primer paso para marcar las acciones con miras a esta meta para 2027.
En medio de la desaceleración de la economía y otras problemáticas en torno a la seguridad jurídica y la confianza que amenazan la inversión, puede parecer ingenuo hacer eco de estas apuestas ambiciosas. Sin embargo, así es que los sectores productivos encuentran caminos para crecer y para consolidarse. Se vale apostar en grande, si el Estado hace eco.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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