El viernes pasado manifestantes de unos 150 países y miles de ciudades alrededor del planeta salieron a las calles a exigir de sus gobiernos respuestas contundentes con relación al cambio climático. Las protestas desde Sydney hasta Londres y desde Estocolmo hasta Mumbai reflejan características que ratifican que esta agenda ambiental dominará las discusiones globales por mucho tiempo.
La primera tiene que ver con su naturaleza global. Pocos temas logran movilizar y emocionar a activistas y ciudadanos de sociedades tan diversas, ricas y pobres, religiosas y laicas, australes y septentrionales. Si bien los impactos no son homogéneos en los países, eventos como la “huelga climática” confirman que la conciencia de la problemática y la urgencia de abordarla crece y preocupa al mundo entero.
Una segunda característica está en la juventud de la mayoría de los participantes de estas marchas por el clima. De hecho, la inspiradora de muchos es la adolescente sueca Greta Thunberg quien hace un año dejó de ir a la escuela los viernes en protesta por la inacción ante el cambio climático y hoy se convirtió uno de los iconos globales de esa causa.
El sábado pasado, las Naciones Unidas convocó por primera vez un encuentro climático para jóvenes. Además, su secretario general António Guterres anunciará hoy en su Cumbre de Acción por el Clima una iniciativa para que las políticas sobre este fenómeno se centren en la generación de empleos y en la protección del ingreso de las personas. Distintos gobernantes empezaron a anunciar planes renovados para enfrentar al cambio climático como la canciller alemana Angela Merkel.
En el caso de Colombia, si bien su contribución global a las emisiones de CO2 es muy baja -0,46 por ciento-, la vulnerabilidad de nuestro territorio es muy alta y la sufrimos en los páramos, los nevados, los bosques, los humedales y las fuentes hídricas, entre otros.
Gobiernos, empresas y ciudadanos tienen responsabilidades en esta agenda, cuyas políticas de mitigación y adaptación en el país aún pueden impulsarse con más ahínco.
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