La crisis de la pandemia- y los coletazos de inflación, recesión y disrupción de las cadenas globales de suministro- han generado en muchas latitudes tanto una creciente demanda social de gasto público como la necesidad de debatir ajustes fiscales que estabilicen las finanzas de los gobiernos. Colombia no es ajena a estas tensiones y el proyecto de reforma tributaria que impulsa el Gobierno Nacional busca precisamente recaudar un ambicioso monto de $25 billones, buena parte sobre los hombros del sector privado.
Algunas de las medidas propuestas por la iniciativa gubernamental, que impactan la tasa de tributación de las empresas y que gravan exportaciones de industrias extractivas, han sido discutidas e implementadas en otras partes del mundo. De hecho, el presidente, Gustavo Petro en su cuenta de Twitter ha replicado primeras páginas de medios de comunicación españoles que reportan sobre medidas similares de la administración socialista de Pedro Sánchez. El gobierno español busca gravar a empresas energéticas, banca y, recientemente, anunció un nuevo impuesto a las mayores fortunas de ese país.
De acuerdo al primer mandatario colombiano, esos nuevos tributos a estos sectores empresariales específicos causan molestia y preocupación en el país, pero son fórmulas impulsadas en el Viejo Continente. De todas maneras, el camino de aumentar los gravámenes a las empresas privadas no es la única alternativa que se discute al otro lado del Atlántico.
Esta semana la recién posesionada primera ministra de Reino Unido Liz Truss anunció un paquete de medidas para reactivar la economía británica. Lo novedoso es que el plan de Truss está enfocado a impulsar el crecimiento económico vía recortes impositivos. El número 10 de Downing eliminó un aumento planeado del impuesto de renta corporativa del 19 al 26 por ciento, la tasa de 45 por ciento de impuesto a altos ingresos y otras iniciativas para atraer la inversión. No es seguro que esta inyección de estímulo al crecimiento, la inversión y las empresas se traduzca en crecimiento y la propuesta es acusada de elevar la deuda pública. Al menos demuestra que elevar los impuestos a las mismas empresas no es la única ruta para enfrentar la crisis actual.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGUER
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