Por qué las alianzas público-privadas son clave para la transición verde en ciudades

Los líderes globales han venido planeando las alternativas para la transición de las ciudades hacia un camino más verde y más sostenible. De acuerdo con información del Foro Económico Mundial, a medida que aumenta la urbanización, incrementan también los desafíos del cambio climático y la pérdida de la naturaleza.

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Según las estimaciones del Foro, para el 2050 se espera que al menos 2.500 millones de personas vivan en ciudades, lo que llevará a que los gobiernos locales sean fundamentales para diseñar agendas positivas para la naturaleza y resilientes al clima.

En ese sentido, dentro del informe de la organización el exministro de Ambiente, Carlos Correa participó asegurando que las ciudades con una actitud positiva hacia la naturaleza pueden ayudar a transformar el planeta.

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Se explicó que, en los últimos años se ha venido incentivando la expresión de “naturaleza positiva”, especialmente en los líderes mundiales que abogan por la acción en favor del clima y de la biodiversidad.

Cabe destacar que dentro de la agenda de Colombia, una de las máximas ha sido la transición hacia entornos más verdes, y además una economía más sostenible por lo que varias de las políticas públicas están basadas en la transición.

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Justamente, uno de los puntos que expone Correa es que la ‘Nature Positive Initiative’ busca como objetivo social detener y revertir la pérdida de la naturaleza para 2030 y además lograr una recuperación completa para el 2050.

Si bien la conversación sobre soluciones sostenibles se encuentra en tendencia, a propósito de la celebración de la COP16 en el país, lo cierto es que cada una de las iniciativas en torno a la solución de la pérdida de la biodiversidad tienen una justificación económica.

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Según el informe del exministro en el Foro Económico Mundial, se espera que la defensa de la naturaleza implique el 44% del producto interno bruto (PIB) mundial, es decir unos US$31.000 millones, que equivalen a lo que generan las ciudades que están en riesgo por este factor de pérdida.

“Sin embargo, solo el 37% de las 500 ciudades más pobladas del mundo han desarrollado una estrategia dedicada a la preservación de la naturaleza o de la biodiversidad”, estima el exfuncionario.

Por otra parte, se habla de que la transformación hacia un mundo más favorable a la naturaleza estará impulsado por políticas innovadoras y marcos regulatorios sólidos que reimaginen la manera en las que las comunidades interactúen con la naturaleza.

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Y ese es uno de los puntos de balance sobre la capacidad de las ciudades para ser transformadoras, pues según las estimaciones cerca del 70% de la población vivirá en ellas para el 2050.

Trayendo a colación el término de la naturaleza positiva, el exfuncionario planteó que la transformación hacia esa meta es una tarea que requerirá que los gobiernos municipales de todo el mundo establezcan un conjunto de condiciones propicias para lo mismo.

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Ahora bien, Carlos Correa ejemplificó algunos avances en esas soluciones basadas en la naturaleza aplicadas en ciudades y zonas de Colombia. Una de las mencionadas es el programa Montería 2032, el cual se basa en un plan de desarrollo de 20 años con el que se pretende devolver la ciudad al río y a las personas.

“Un aspecto intrínseco de ese plan era reconocer que revitalizar el río Sinú sería fundamental para recuperar los espacios públicos de Montería, el saneamiento básico y el turismo”, dice.

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Agrega que la ciudad ha logrado avances notables, pues en los últimos años se han recuperado 50 parques urbanos y rurales y también se ha ampliado la Ronda del Sinú, parque que fue declarado área protegida en el 2017.

Otro de los puntos de partida para aplicar las iniciativas en la transformación de las ciudades se basa en la capacidad de establecer hojas de ruta de políticas que ayuden a cumplir los objetivos climáticos de cada ciudad. Para esto, es importante priorizar las regulaciones políticas que orienten y promuevan la implementación de soluciones positivas para la naturaleza.

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Correa, adicionalmente, destaca que es necesario el fortalecimiento de la colaboración público-privada en los sectores inmobiliario, energético, de movilidad, comercial y otros ámbitos que ayudará a las ciudades a alcanzar la escala deseada.

Esto también permitirá a ayudar a financiar e implementar proyectos positivos para la naturaleza y así brindar experiencia técnica y otros recursos necesarios para acelerar la transición, en un mundo que lo demanda.

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“Los líderes urbanos deben vincular sus políticas locales y marcos regulatorios con estrategias nacionales y los objetivos internacionales en materia de clima y biodiversidad. Esto les permitirá mostrar los avances y destacar las contribuciones de las ciudades a los Acuerdos de Montreal y de París”, reiteró Correa.

Barranquilla fue otra de las ciudades de América Latina y el Caribe que siguieron la visión del Foro Económico Mundial sobre ciudades biodiversas para el año 2030. De acuerdo con el exministro, el proyecto busca crear un futuro donde el entorno construido, la estructura social y el capital natural, coexistan en armonía.

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En ese sentido, la ciudad ha llevado a cabo iniciativas de infraestructura azul y verde para sentar las bases de “un mejor futuro”, por ejemplo, la Ciénaga de Mallorquín se ha convertido en un espacio verde con casi 4 kilómetros de carriles para bicicletas.

Incluso, se han plantado más de 60.000 manglares en el parque, llevando a que el Gran Malecón de las ciudad sea una iniciativa “audaz” para recuperar la ribera del río Magdalena, que antes era industrial, como área de uso público ayudando a cambiar la perspectiva del mismo.

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“Estos ejemplos del mundo real muestran que la creación de ciudades positivas para la naturaleza presenta una oportunidad formidable para garantizar la sostenibilidad y la prosperidad en un mundo que se urbaniza rápidamente. A medida que se acerca la próxima COP sobre biodiversidad en Colombia, se espera que el debate sobre cómo las ciudades deben allanar el camino para un futuro positivo para la naturaleza ocupe un lugar central”, concluyó Carlos Correa.