En los últimos años, los microplásticos han ido ganando relevancia debido a los riesgos que representan no solo para el ambiente, sino también para la salud. Y es que, como su nombre lo indica, estas pequeñas partículas están compuestas por polímeros y aditivos que pueden ser potencialmente tóxicos.
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Las preocupaciones en torno a este tipo de material también se concentran en que al ser tan diminutos, su presencia es difícil de detectar.
Para dimensionar mejor su impacto, una investigación reciente publicada en la revista Toxicological Science analizó 62 muestras de tejido placentario. En la totalidad de ese material se logró detectar la presencia de microplásticos, lo que indica que hay un nivel alto de exposición a este contaminante.
De acuerdo con el análisis, la clase más común de plástico detectado fue el polietileno, utilizado en la fabricación de bolsas y botellas de plástico. La concentración general se ubicó en un rango entre 6,5 a 790 microgramos por gramo de tejido.
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Microplásticos
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Para algunos miembros de la comunidad científica, la detección de este compuesto en la placenta humana es un motivo de alerta, considerando el papel que juega este órgano en el desarrollo fetal. La preocupación también se extiende a las implicaciones que puede tener la exposición a los microplásticos en la salud.
Lo anterior, teniendo en cuenta que investigaciones preliminares se han concentrado en analizar el daño químico que este material puede tener en la sangre, en las células y los tejidos individuales de los órganos principales.
Pese a que aún no se ha llegado a un consenso respecto al impacto que estos tienen en la salud, sí se recomienda tener en cuenta algunas recomendaciones para reducir el consumo silencioso de este material. Estas incluyen el evitar consumir alimentos almacenados en recipientes plásticos, no usar este tipo de utensilios en el microondas y limitar la compra de alimentos procesados y ultraprocesados envueltos en este material.
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