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22 sept 2024 - 3:35 p. m.

Si al hacerse cosquillas a usted mismo no se produce risa, esta es la explicación

Según la ciencia, las cosquillas no están relacionadas directamente con el placer.

Felicidad

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22 sept 2024 - 3:35 p. m.
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Las cosquillas son una sensación que ocurre cuando tocas suavemente ciertas partes del cuerpo, como los pies o las costillas. Esta sensación provoca risa y reacciones involuntarias, y es algo que a menudo compartimos en momentos de juego, como cuando un padre juega con su hijo. Aunque no sabemos exactamente por qué sentimos cosquillas, se piensa que pueden ayudar a crear lazos entre las personas y a hacer que los momentos sean más alegres.

Sin embargo, desde la ciencia hay una postura más radical: las cosquillas no están relacionadas con el placer, sino que es un mecanismo de defensa que nos advierte del peligro.

Para reaccionar ante posibles adversidades, el cerebro trata de predecir en todo momento qué va a ocurrir. Es por eso que la primera reacción es volcarse hacia el estímulo y reaccionar, ya sea con convulsiones, revolcándose o apartándose. Cuando alguien nos hace cosquillas, no sabemos hacia dónde va a ir ese movimiento, lo que nos produce estrés.

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¿Y por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos?

Cosquillas

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Es una pregunta que le ha interesado a neurocientíficos e investigadores durante años. "Nos lleva a esas preguntas más grandes sobre la conciencia y la autoconciencia, sobre quiénes somos", dice George van Doorn de la Universidad Monash, en Australia. Diversos experimentos han dado respuesta a la duda.

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El cerebro identifica que son nuestras propias manos las que hacen el movimiento, por lo que no detecta ningún tipo de peligro. Ser capaces de diferenciar entre nuestros movimientos y las acciones de otra gente es una parte básica de nuestra conciencia sobre nosotros mismos y nuestros actos. 

(Más: El océano, una inmensa esponja de calor creado por el ser humano).

Un estudio de la Universidad de LinKöping (Suecia) publicado en 2019 en Proceedings of National Academic of Sciences, respaldó la conclusión de la Universidad Monash. El equipo investigativo de LinKöping analizó qué zonas del cerebro se activan cuando nos hacen cosquillas y cuáles lo hacen cuando nos tocamos a nosotros mismos. El resultado mostró que, al tocarnos a nosotros mismos, el cerebro suprime la actividad en una parte de la corteza cerebral relacionada con la percepción, por eso no sentimos, ni reaccionamos, del mismo modo que cuando recibimos el contacto de alguien.

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