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Miguel Gómez Martínez

Buena iniciativa

A pesar de algunas innovaciones, las entidades financieras colombianas van rezagadas en muchos de estos temas.

Miguel Gómez Martínez
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Miguel Gómez Martínez

Atendiendo una amable invitación, un grupo de decanos de economía y jurisprudencia de varias universidades del país se reunieron con el Superintendente Financiero, César Ferrari, en su despacho.

El objeto de la reunión fue la de hacer un llamado para que la academia participe activamente en el análisis y la solución de una de las mayores debilidades de la economía colombiana: el tamaño y profundidad del sistema financiero.

El Superintendente enfatizó que el país cuenta con un sistema financiero estable que avanza en la modernización.

Pero varios estudios y comisiones han resaltado en las últimas décadas el obstáculo que representa para el crecimiento la insuficiente capacidad de financiación de todos los eslabones desde la banca y demás intermediarios, las aseguradoras y por supuesto el mercado de capitales. Esto se traduce en que los costos de estos servicios son elevados y la cobertura no es satisfactoria.

El llamado a la academia por parte de la Superfinanciera se apoya entonces en el correcto diagnóstico de la necesidad de poder mayores volúmenes de ahorro y capitales para estimular el crecimiento y el bienestar de la sociedad.

Utilizar la capacidad de las universidades para resolver este desafío mayor es una buena idea. Para la academia es una oportunidad de oro.

La obliga a enfocar su esfuerzo de investigación hacia un problema nacional real de alto impacto social. Para la SFC, es un camino para, sin abandonar su función central de vigilancia del sistema, contribuir a destrabar el desarrollo de la estructura financiera nacional.

Muy importante fue el comentario del superintendente Ferrari sobre la necesidad de estimular la competencia interna y foránea mejorando la profundidad del sistema financiero nacional.

Los desarrollos tecnológicos de los últimos años, aunados a las prioridades de las nuevas generaciones de consumidores, están generando grandes modificaciones en la forma como los servicios financieros deben ser diseñados, comercializados y gerenciados.

A pesar de algunas innovaciones que ya se perciben por ejemplo en los sistemas de pago, las entidades financieras colombianas van rezagadas en muchos de estos temas.

Determinante es la intención de la Superintendencia de revisar, de forma metódica, el cúmulo de normas que rigen en la actualidad la operación del sector vigilado para buscar eficiencias que reduzcan el costo del control en la operación de las entidades.

Se percibe entonces un aire nuevo y retador en una entidad prestigiosa y respetada como la Superfinanciera. Tener un sistema financiero estable ha sido un logro muy importante de las últimas décadas. Pero sin un modelo financiero más dinámico y creativo, el ritmo de crecimiento del país seguirá siendo insuficiente.

Abrir la Superfinanciera, una entidad que también cumple este año cien años de existencia, y que ha sido siempre una de las más herméticas instituciones del país, es una señal positiva de cambio.

Miguel Gómez Martínez
Decano de Economía Universidad del Rosario
migomahu@gmail.com

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