Costos y burocracia, dos barreras que mantienen estancada la informalidad laboral

Al hablar de informalidad laboral en Colombia generalmente hay dos puntos de vista que priman entre los gremios, Gobierno y centros de estudios económicos. Por un lado, que este indicador se mantiene en los mismos niveles desde hace varios años, muy cercano al 55%, pero por el otro se denuncia que esta cifra se traduce en que cinco de cada 10 personas que tienen un trabajo en el país no reciben todos los beneficios de ley.

Si bien el desempleo se ha ubicado en niveles mejores a los esperados y no se ha disparado como en algún momento se advirtió, entre los analistas hay una atención especial en los registros de trabajadores informales, puesto que un efecto de la desaceleración es que aumenten, debido a que las empresas no logran pagar los altos costos y deciden reducir sus plantas de personal.

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Un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), señala que actualmente en el contexto local hay tres factores que no dejan que la informalidad se reduzca, cuyas causas comienzan en las reglas de juego y se extienden hasta la falta de preparación con miras a generar una mano de obra capacitada y acorde con las exigencias del mercado.
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Para esta organización, el 2012 fue tal vez el mejor año que tuvo Colombia en la lucha contra este flagelo, aunque reconocen que en sus cuentas se observa una contracción considerable durante la última década y explican que, si se mira hacia atrás y se indagan las acciones implementadas, tal vez se tengan casos de éxito para replicar.

Sin embargo, también enfatizaron en que la informalidad sigue siendo más alta que en muchos otros países grandes de la región e incluso que en América Latina y en los países de la Ocde en general, aunque reconocen que disminuyó de alrededor del 70% a principios de la década de 2010 al 56% en el segundo trimestre de 2024, como resultado de una mejor educación, la reducción de los costos laborales no salariales y una serie de medidas para facilitar la formalización de trabajadores y empresas.

“En particular, la reforma tributaria de 2012, que implicó una reducción de los impuestos sobre la nómina y las contribuciones de salud de los empleadores, resultó en una disminución estimada de 2 a 4 puntos porcentuales en la tasa de informalidad. Si bien la informalidad disminuyó tanto en las zonas urbanas como en las rurales, la reducción fue mucho más lenta en las zonas rurales, donde sigue siendo muy alta, alcanzando el 84% del empleo rural a finales de 2023”, dice el informe.

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Destacan igualmente que la caída de la informalidad aceleró su ritmo entre 2019 y 2023, cayendo 4 puntos porcentuales, y 10 puntos porcentuales entre las mujeres, impulsada principalmente por la fuerte recuperación postpandemia y los subsidios al desempleo, introducidos durante la pandemia y ampliados hasta 2026 por el gobierno actual, que ofrecen ayudas del 30% del salario mínimo para los jóvenes, del 20% para las mujeres y del 10% para los hombres.

Ahora bien, dejando claro que hay avances y la tarea se ha hecho bien en tiempos recientes, la Ocde también pone sobre la mesa que la informalidad ha mostrado pocos avances en los últimos dos años, manteniéndose alrededor del 55% o 56%, principalmente por culpa de tres factores que contribuyen al estancamiento.

En primer lugar, Álvaro Pereira, economista jefe de la organización para América Latina, menciona que los costos asociados a la contratación formal de trabajadores son elevados, incluyendo cargas sociales y tributarias que desalientan a muchas empresas, especialmente pequeñas, de formalizar a sus empleados.

“Se tiene que trabajar en la parte laboral, se tiene que trabajar en la parte social para bajar las cargas sociales, se tiene que disminuir los costes de formalización de los trabajadores comparativamente a los informales, se tiene que combatir la burocracia de las empresas que se quieren formalizar, disminuir los costes de formalización de las empresas y tienes también que trabajar en la parte fiscal”, dijo Pereira.

Otro factor que impacta en la informalidad según la revisión de la Ocde es que el proceso de formalización, tanto para empresas como para trabajadores, está plagado de trámites burocráticos y esto disuade a muchas empresas de pasar al sector formal, ya que consideran que los beneficios no compensan el esfuerzo administrativo y financiero.

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“Reducir la informalidad requiere una estrategia integral a través de una mejor aplicación de las leyes tributarias y laborales, y una reducción de los costos laborales no salariales, particularmente para los trabajadores de bajos ingresos. La eficacia de los actuales subsidios al empleo en Colombia para formalizar a los trabajadores subraya la necesidad de reducir los costos laborales no salariales, particularmente para los trabajadores vulnerables y de bajos ingresos”, explicaron.

Para estos expertos, no se trata de que los colombianos ganen menos, sino que tanto las empresas como el Gobierno busquen alternativas diferentes al dinero como retribución, para que de esta forma no se pierda calidad de vida, a la hora de buscar competitividad y atractivo para que se creen nuevas plazas de trabajo.
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Aprovechando la presentación del informe, los expertos de la Ocde aprovecharon para advertir que algunos aspectos de la reforma laboral en discusión podrían incrementar los costos de contratación y de paso afectar la formalización. En este sentido, sostienen que si bien es bueno que se quiera dar mayor protección a los trabajadores formales, señalan que aumentar los costos tendría un efecto negativo.

Paula Garda, economista senior de la organización, cree que la reforma tiene cosas buenas, como una protección mayor para los trabajadores que hoy en día ya son formales, pero a su vez eso puede llegar a tener un impacto y hay que ser muy cuidadoso en términos del empleo informal y hay que poner políticas de forma de que esa reforma, si sigue adelante, mitigue el impacto sobre la informalidad”.

Estos expertos cerraron diciendo que en Colombia el salario mínimo está muy cerca del salario medio, que explicado de otra forma significa que la gran mayoría de trabajadores en el país ganan poco, y esta situación podría traducirse en barreras para la contratación formal, especialmente en sectores menos productivos, limitando la capacidad de las empresas de tecnificar su mano de obra.