El oro ha sido y sigue siendo uno de los minerales más valiosos a lo largo de la historia.
Su durabilidad, rareza y valor único lo posicionaron en la lista como uno de los principales medios de pago a la hora de hacer transacciones comerciales. Sin embargo, el paso del tiempo hizo que este metal no solo se dejara de utilizar como método de intercambio, sino que se prescindiera de él como material para la fabricación de monedas.
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Consultamos con la IA que llevó a que esto ocurriera y cuáles fueron los eventos claves que influyeron en su desuso.
El uso del oro y su declive
A lo largo de la historia, el oro jugó un papel clave dentro de la economía mundial. Civilizaciones como los egipcios, griegos y romanos utilizaban el oro para acuñar monedas y facilitar el comercio.
No obstante, conforme evolucionaban los sistemas monetarios, empezaron a hacerse visibles las limitaciones prácticas de este mineral. Entre ellas, que es costoso de extraer y procesar, además de que su cantidad limitada dificulta su uso para satisfacer las necesidades de una economía en crecimiento.
De acuerdo con la inteligencia artificial, durante el siglo XIX el oro se constituyo como la base principal de un sistema en el que la unidad básica de moneda estaba respaldada por una cantidad fija de este material. Este mecanismo era más conocido como Patrón oro.
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Bajo este modelo, los países acordaban convertir su moneda en oro a un precio fijo, lo que facilitaba el comercio internacional y la estabilidad cambiaria. Sin embargo, factores como la Primera Guerra Mundial, el aumento de la demanda y la flexibilidad restringida para expandir la oferta monetaria hicieron que poco a poco entrará en declive.
La herramienta destaca como momento clave para su colapso el Nixon shock, una serie de cambios llevados a cabo por el presidente estadounidense Richard Nixon a las políticas económicas y de relaciones exteriores del gobierno de los Estados Unidos en 1971 como respuesta al crecimiento de la inflación.
Ese año, el presidente Nixon suspendió la convertibilidad directa del dólar en oro debido a presiones económicas, déficits comerciales y una disminución de las reservas de oro de EE. UU. Esa decisión dio comienzo a la era de las tasas de cambio flotantes y las monedas completamente fiduciarias, es decir, aquellas respaldadas por la confianza del gobierno emisor.
En cuanto al cese del uso del oro como material de fabricación de monedas, este responde principalmente a que su fabricación resultaba demasiado costosa. Al sustituir el oro por metales menos valiosos como el cobre, níquel o aleaciones, los gobiernos redujeron significativamente los costos de producción.
De hecho, la mayoría de países comenzaron a reducir su circulación a fines del siglo XIX y principios del XX, especialmente después de la Primera Guerra Mundial. Para hacerse una idea, la última moneda de oro para circulación general en Estados Unidos fue acuñada en 1933.
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¿Y en la actualidad?
En el ámbito financiero, el oro es el activo refugio por excelencia, gracias a que tiende a conservar su valor incluso en situaciones de incertidumbre. En ese sentido, los bancos centrales y los inversores mantienen este activo como protección.
Este metal, además, sigue siendo altamente valorado en la fabricación de joyas y tiene aplicaciones industriales en electrónica y medicina. La IA también resalta que en la actualidad aún se acuñan monedas de oro, pero son destinadas al mercado de inversiones y coleccionismo, no para circulación general.
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