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Gobierno

07 ago 2024 - 7:08 p. m.

Álvaro Uribe: 22 años después, un análisis de su gestión presidencial

Esta semana llegó a librerías un texto que abarca sus dos mandatos, 2002 y 2006.

Álvaro Uribe

Álvaro Uribe

César Melgarejo / EL TIEMPO

POR:
07 ago 2024 - 7:08 p. m.
Jaime Bermúdez Merizalde

El 7 de agosto de 2002 Álvaro Uribe Vélez se posesionó como presidente. Hace ya algo más de dos décadas. Hoy sigue siendo un líder político activo y vigente, polémico y controvertido, que despierta reacciones apasionadas entre seguidores y detractores. La bruma de las discusiones e interpretaciones de su papel en la política colombiana, pareciera difuminar lo que fue su gestión como mandatario.

(Más: La respuesta de Mancuso a Uribe por rumores de complot en contra del expresidente).

Cuando llegó a la presidencia, quienes hoy tienen treinta y cinco años apenas tenían once entonces. Actualmente, hay más de dieciséis millones de personas que nacieron después de terminado su mandato en 2010. Y entre ruidos y prejuicios, poco se ha dicho con cierta calma y rigor sobre su gobierno.

Esta semana apareció en las librerías un texto que abarca sus dos mandatos, 2002 y 2006, escrito por una decena de autores, entre quienes me cuento, con un valioso apoyo del profesor Jorge Giraldo como editor: “Uribe, miradas a su gobierno con dos décadas de distancia”, publicado por Arie y la Universidad de los Andes.

No es frecuente que en Colombia se escriban biografías de los jefes de Estado. Apenas un par publicadas sobre Barco y una anterior de Lleras Camargo. Escasos también son los libros sobre los gobiernos o los presidentes. Algo se ha hecho sobre López Pumarejo, Barco y Belisario, tratando de recoger aspectos de sus políticas y su gestión. Y en general, abunda la retórica y los lugares comunes en la mirada retrospectiva de las conversaciones y discusiones públicas.

(Lea: ‘Pobres le pagarán a los ricos su valorización’: Petro reacciona a propuesta de Uribe).

Este trabajo busca llenar uno de esos vacíos, para el período de Álvaro Uribe. Pretende, además, hacer un análisis no apasionado, algo decantado, si se quiere, con la perspectiva que dan los años, de sus principales políticas y de su estilo de gobernar.

El reto no es menor, porque muchos de los que escribimos algunos de los capítulos hicimos parte de la administración. Pero, además, porque escribir acerca de la gestión de un presidente que aún está vivo, y que hace parte aún del activismo político actual, tiene sus bemoles. Aun así, nos pareció que valía la pena intentarlo. Y que tenía valor hacer ese ejercicio para promover una lectura y una mirada menos contaminada, en beneficio de quienes quieran revisar o repasar lo que fueron los principales ejes de la política pública de esos años.

Álvaro Uribe

Álvaro Uribe

Mauricio Moreno / Portafolio

El libro recoge textos que explican el contexto previo al inicio del gobierno, los principales aspectos de la política de seguridad, la agenda económica y el manejo fiscal, la política exterior, la reforma a las entidades oficiales y la política social. Incluye también un capítulo sobre el estilo de liderazgo de Uribe.

El rigor técnico de escritos como los de Carlos Caballero Argaez o Alberto Carrasquilla, sobre temas económicos y fiscales, se mezcla con aproximaciones más anecdóticas y reveladoras como las de Luis Alberto Moreno y Julio Londoño Paredes, sobre las relaciones con Bush, Castro y Chávez. Junto a ellos se entrecruzan los capítulos de Fernando Cepeda, Santiago Montenegro, Eduardo Pizarro y otros autores. Uno de esa lista es el de Roberto Junguito, que tenía escrito, pero que no alcanzó a ver publicado, por su muerte a finales de 2020. Junguito fue un entusiasta de la idea de publicar el libro.

(Vea: Duque sale en defensa de Uribe y responde a Santos: ‘Más rápido cae un mentiroso...’).

A los que vivimos esos años de principios de los 2000, no se nos olvida que el país atravesaba por una situación dramática. En el exterior algunos nos veían como un estado fallido. En Colombia, el proceso de paz con las Farc había fortalecido la insurgencia; miles de secuestros al año, las principales capitales sitiadas; grandes territorios controlados por los paramilitares y la guerrilla; el estado débil y ausente, y los colombianos amedrentados; el desempleo por encima del 17%; la inversión extranjera temerosa; muchos indicadores sociales deteriorados.

Y en ese contexto, Uribe gana la presidencia, tras una campaña hecha desde la periferia, en las regiones, a puro pulso, sin el apoyo de los partidos, buscando ganarse a las bases populares. La coalición de gobierno vino después, cuando se hizo evidente su viabilidad política y el respaldo popular.

Uribe gana la presidencia, tras una campaña hecha desde la periferia, en las regiones, a puro pulso, sin el apoyo de los partidos

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Su estilo fue poco usual. Trabajo frenético, presencia constante en las regiones, obsesión por los detalles y los resultados. Sus críticos hablaban de micromanejo y de fractura institucional. Tenía la pretensión de hacer una diferencia, de cambiar el rumbo. Las reformas a entidades públicas se las tomó en serio. El libro recoge detalles significativos como lo que se hizo con Ecopetrol, al recuperar su gobernabilidad, separar su papel en la definición de la política petrolera, al crear la ANH, y listarla en el mercado público de valores. Y algo similar con Telecom y otro grupo de entidades.

Interesante registrar la continuidad de sus ministros en los ocho años de gobierno. En la cartera de educación, buena parte de los resultados en cobertura y calidad se logró por la permanencia de Cecilia María Vélez como ministra, con una experiencia muy relevante en los años anteriores como secretaria de educación en Bogotá.

(Más: Cruce de mensajes entre Petro y Uribe por el salario mínimo y la reforma laboral).

Lunares los hubo y no menores. El libro recoge también las sombras y pendientes en algunos de los temas centrales de la gestión. Y en eso, a lo mejor nos quedamos cortos.

Recuerdo que una vez en Washington en junio de 2002, cuando Uribe ya era presidente electo, visité a César Gaviria quien ejercía como secretario general de la OEA y le pregunté cómo creía que le iba a ir a Uribe. Me respondió sin titubear: “A Uribe le va a ir bien, porque hace la tarea”.

El profesor Malcolm Deas dijo alguna vez que a “a Uribe le gusta gobernar”, aludiendo a la comparación con otros jefes de Estado de Colombia. A lo mejor este libro sea útil para mirar esos años en perspectiva, así como nuestra historia de las últimas dos décadas.

Jaime Bermúdez Merizalde
Excanciller de la República

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