Las medidas con las que buscarán mitigar posible desabastecimiento de agua en Bogotá

Hace unos meses, Bogotá recibió una alerta: el sistema Chingaza, del que proviene el 70 % del abastecimiento de agua para la capital, estaba rozando el 10 % de su capacidad y disminuyendo cada día por cuenta del fenómeno de El Niño. Por las condiciones, el alcalde Carlos Fernando Galán decretó una jornada de racionamiento de agua diario que, actualmente, se hace cada 18 días por localidad.

Se esperaba que el fenómeno de La Niña (lluvias) terminara con el problema y en agosto Chingaza llegó a más del 50 % de su capacidad. No obstante, en septiembre ha vuelto a bajar y se encuentra en casi 47 %. 

El sistema Chingaza está compuesto por dos embalses: Chuza y San Rafael. El primero se encuentra a menos del 40 % de su capacidad y va descendiendo, y aunque San Rafael está en más del 70 % y ascendiendo, cabe recordar que este es mucho más pequeño que los demás, por lo que no sustentaría toda la demanda.

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Sin embargo, la crisis actual no solo afecta a los embalses de Chingaza. Los demás embalses de los que depende la capital (Neusa, Sisga, Tominé, Chisacá y Regadera) también se encuentran en situación crítica: la mayoría de ellos se encuentran casi al 50 % de su capacidad y la cifra va en descenso, sobre todo en los embalses del Agregado Norte (Neusa, Sisga y Sesquilé).

En un comunicado, la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, advirtió que el embalse de Chuza no tendrá la capacidad de suministrar agua si los hábitos de consumo y ahorro no se ajustan. “Si nosotros llegamos a diciembre con un embalse en 22 % no habrá suficiente capacidad de las reservas para sobrepasar el periodo de temporada seca hasta llegar a la temporada de lluvia. Lo que viene en los próximos meses es un control de la demanda, que sea por lo menos de 3 metros cúbicos de agua por segundo al día, a partir del mes de octubre”, afirmó.

Según la directora del Ideam, Ghisliane Echeverry, las lluvias que se esperan para la región de la Orinoquía, particularmente para el embalse de Chuza, tendrán una reducción en septiembre y condiciones muy similares en los meses siguientes. Es decir, seguirán disminuyendo hasta afectar aún más las reservas de agua.

La realidad es que el fenómeno de La Niña ha sido débil. Las lluvias han sido inconstantes y suaves, y los pronósticos indican que la situación seguirá así. Ante el panorama, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) se encuentra analizando la posibilidad de volver al racionamiento diario.

La gerente de la EAAB, Natasha Avendaño, en conservación con EL TIEMPO, afirmó: “Claramente, (el racionamiento diario) sí está sobre la mesa, nunca ha dejado de estarlo, lo que pasa es que esperamos, cuando lo anunciemos, hacerlo con tiempo para que los usuarios se preparen, y eso requiere volver a un esquema de operación de la empresa que es mucho más exigente para estar atentos a la apertura y cierre y a cualquier situación que se presente”.

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Y añadió: “Es una decisión que se viene trabajando y que deberá evaluarse con el Distrito, porque la idea es que no sea solamente esa medida, sino que la podamos acompañar de otras que nos permitan transmitir a los usuarios, lo que parece que se ha perdido un poco, que de verdad tenemos que ahorrar agua”.

De regresar al racionamiento, es probable que este se extienda hasta el 2025.

El director de Las Corporaciones Autónomas Regionales y de Desarrollo Sostenible en Colombia (CAR), Alfred Ballesteros, invitó a las empresas de servicios públicos de la región a implementar “planes de contingencia, tendientes a garantizar la disponibilidad de recurso hídrico para consumo humano en los siguientes meses del año”. Y dejó clara su preocupación debido a que el nivel de los embalses no es el ideal.

Aunque aún no se ha dado la orden de volver al racionamiento diario, la directora de la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico, Ruth Quevedo, explicó las medidas que se aplicarán para desincentivar el consumo excesivo de agua.

1. Endurecimiento del cobro del sobreprecio a los usuarios que superen los topes establecidos o incurran en consumos adicionales, teniendo en cuenta que la sequía persiste.

2. Incluir un desincentivo al desperdicio para las empresas prestadoras del servicio que no cumplan con las metas de reducción de pérdidas de agua.

3. Aplicar desincentivos al consumo excesivo en los contratos de suministro de agua potable, conocidos como la ‘venta de agua en bloque’.

4. Incluir a los usuarios no residenciales (comerciales e industriales) dentro de los cobros adicionales por consumo excesivo de agua potable.

El cuidado de los páramos y embalses que surten la capital también es un reto y una responsabilidad ecológica. Chingaza tiene 76.000 hectáreas en las que conviven tres tipos de ecosistemas. El más común es el páramo, seguido de los bosques andinos y los altoandinos.

En Chingaza también viven más de 2.000 especies de plantas, 101 especies de mamíferos, 531 especies de aves, 49 especies de anfibios y 32 de reptiles. 

De acuerdo con el Ministerio de Ambiente, el 50 % de los páramos del mundo está en Colombia. Estos son el hogar de especies únicas, ya 6 de cada 10 que habitan los páramos solo se encuentran en el país. También cumplen funciones de mitigación y adaptación al cambio climático, debido a la capacidad de plantas, como el frailejón, de albergar humedad y agua, y almacenamiento de carbono en los suelos, lo que los vuelve tierra fértil.

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Es por eso que, además del racionamiento de agua, cientos de residentes de Bogotá y Cundinamarca trabajan de la mano con el Gobierno y organizaciones para el cuidado de aquel territorio: muchos campesinos han dejado de lado la ganadería extensiva y el cultivo de frutas y verduras para así poder conservar los suelos y ecosistemas de la reserva natural y sus alrededores. 

LOREN BUITRAGO
PORTAFOLIO