El 70 % de la superficie de la Tierra está compuesta por agua. Es por eso que no es de extrañar que la mayoría de países que la integran tienen acceso a través de sus costas a un océano o, en su defecto, a dos.
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Sin embargo, en América del Sur existe una excepción a esta regla: Chile.
Chile es una de las dos únicas naciones en el mundo con cercanía a tres océanos. Esto se explica porque está constituido por tres territorios en tres áreas continentales distintas (Suramérica, Oceanía y, en reclamación, Antártida).
En otras palabras, el país austral está bañado por las aguas de los océanos Pacífico, Atlántico y Antártico.
Uno de los lugares en los que convergen dos de estos cuerpos de agua es el emblemático Cabo de Hornos, una zona chilena mejor conocida por la turbulencia de sus aguas en la que se encuentran el océano Pacífico y el océano Atlántico.
Ahora bien, gracias a su reclamo de estatus tricontinental, Chile también tiene acceso a algunas islas de América del Sur y Oceanía, incluyendo la Isla de Pascua y la de Salas y Gómez. Estos territorios tienen en su extensión gran riqueza cultural, además de volcanes que revisten gran importancia para el país.
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El segundo país en el que convergen tres océanos es Canadá. Este territorio de América del Norte limita al oeste con el océano Pacífico; al este, con el océano Atlántico, y al norte, con el océano Ártico.
Su forma continental, además, hace de esta nación una de las más grandes del mundo por superficie terrestre (después de Rusia), al contar con 9'884.670 kilómetros cuadrados de extensión. A esto se le suma que disfruta de una costa que se extiende por más de 200.000 kilómetros.
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