Ciudad histórica, culta, turística, industrial, estudiantil, romántica, familiar. Llena de colores, de música y de sol. Donde la magia está en todas partes. Llena de oportunidades, pero donde conviven riqueza y pobreza. Es nuestra torre de babel colombiana, caribe, latinoamericana. Aquí se mezclan todas las etnias, todas las edades, cultos, llegan hombres y mujeres de toda Colombia, de todo el mundo, de todas las culturas. Todos son bienvenidos. Una ciudad en muchos sentidos mal administrada, donde la corrupción pública y privada ha estado presente por años y se ha robado los sueños de tantos.
Fue el símbolo del poderío del reino de España en América, manifestado en el Castillo de San Felipe de Barajas, la mayor construcción militar de toda la colonia, y la ciudad amurallada, por donde se organizó todo el saqueo de las riquezas del continente. También fue mercado de esclavos africanos y sede de la inquisición católica. De las cenizas de ese horror y sufrimiento, Cartagena de Indias se transformó y es hoy una ciudad romántica y bulliciosa, donde siempre, a cualquier hora, se oye una música a lo lejos.
Si antes la energía de Cartagena era la de la guerra y el miedo, hoy es la del amor. Las parejas se besan en los atardeceres, en la muralla donde antes estaban apostados los cañones. Se casan en una de sus muchas iglesias y bailan en sus baluartes hasta el amanecer.
Una ciudad donde hay hambre y muchos excesos. Donde hay optimismo y dolor. Donde lloramos por tantos niños y niñas sin futuro. El trabajo no alcanza para todos los que llegan.
Cartagena se está transformando. Si ya se pudo una vez, se puede otra. Hay que hacer una ciudad incluyente, solidaria, equitativa, llena de espacios generosos para los niños, para los viejos, para las familias. Para disfrutar, trabajar, progresar, dormir en paz. Hay que permitir que la magia de Cartagena pueda expresarse, crecer. Hay que impulsar el emprendimiento joven. Cartagena necesita ser bien administrada.
Que no se roben los recursos públicos. Que cumplan con las obras, que estas sean relevantes, las que necesita la ciudad y sus habitantes. En muchos sentidos Cartagena es Colombia, como lo es el café, o nuestros ciclistas y el fútbol, la música y los artistas, las canciones. Cartagena es ciudad de empresarios. Tiene una de las zonas industriales más importantes del país y la región. Y unos puertos de clase mundial por donde fluye el comercio y el progreso.
Fácilmente, se puede convertir en una ciudad universitaria. Tenemos que proteger a Cartagena, con un turismo cultural, responsable, sostenible. El actual alcalde ha mostrado dinamismo, acciones concretas en seguridad, movilidad, protección a la niñez. La ciudad ha crecido hacia el norte. Hay futuro. Hay muchas fundaciones que son emblemáticas en Colombia. Combatir la pobreza es el mayor desafío de la ciudad. Cartagena es hoy esperanza. Hay que pasar del discurso a los hechos.
RICARDO SANTAMARÍA
Analista
