El presidente el primero de mayo, aprovechando las marchas históricas de los trabajadores, que se dan en muchos países con ocasión del día del trabajo, lanzó un discurso incendiario, carente de sindéresis y como es su estilo con afirmaciones falsas o distorsionadas. Lleno de falacias, agresiones y odio.
La marcha de la vida, donde lo que el pueblo pidió fue no destruir la salud, el empleo y el futuro de la juventud en sus pensiones y no la marcha de la muerte como él la denominó.
Su objetivo claro fue descalificar la oposición y apelar a la falsa hipótesis del golpe blando para seguir el camino que se ha trazado de hacer una constituyente, sin bases jurídicas ni sociales. Habló de ataúdes, creo que hubo uno, nadie habló para nada de su muerte, los ciudadanos protestaron contra el desgobierno, la inseguridad y las reformas inconvenientes que desmejoraran la calidad de vida de los colombianos. Nadie ha apelado al uso de la violencia contra él. Por el contrario, se insiste en respetar las instituciones.
Entre tanto, él sí ha traído los recuerdos de muerte, odio, secuestro, tortura, reclutamiento de niños, violaciones, ondeando la bandera del M19, ese día y en otros eventos. Rendirle honor a la bandera de la ignominia contra miles de colombianos que padecieron y murieron por sus acciones delictivas e inhumanas, es indicativo del no arrepentimiento de esos hechos monstruosos y de falta de respeto no solo a las víctimas sino a todos los colombianos. Recuerden el trato a sus secuestrados.
Amenaza y agrede a la oposición. Trata a quienes salimos el 21 de asesinos y esclavistas, como lo hace frecuentemente con los empresarios y quienes piensan diferente a él. Entre las falacias dijo que se estaba pidiendo regresar a la constitución del 86, lo cual no tiene ni un rastro de cierto.
El tema reiterado por el presidente del esclavismo, sin reconocer que su reforma laboral ataca es el trabajo formal llevando a los trabajadores a la informalidad y condiciones de trabajo sin calidad ni garantías. El empleo formal, que está cayendo en Colombia, es el único camino para mejorar las condiciones de vida, la salud, la educación y el acceso a pensionarse.
Es muy preocupante que apele al enfrentamiento y el odio, en lugar de unir a los colombianos alrededor de mejorar las condiciones de vida y el bienestar de todos. Insiste en dividir el país, entre buenos y malos, entre el pueblo y “las elites”, cuando pueblo somos todos. Olvidando que es el presidente de todos los colombianos y su tarea es gobernar para todos, unificar al país y representarnos a todos.
Adelantándose a cualquier fallo que llegue a ser en su contra, empieza a azuzar y amenazar con revoluciones.
Está jugando no con candela, sino con el país y el futuro de todos nosotros.
MARÍA SOL NAVIA V.
Exministra.
