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La Estrategia del Caos

Los colombianos, hoy más que nunca, se enfrentan al desafío de encontrar un camino que les permita superar esta era de incertidumbre y caos.

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Colombia lleva 14 meses inmersa en un escenario político, económico y social caótico. Decisiones impulsadas por el activismo y los intereses personales, a menudo sin un respaldo técnico, han sembrado el desconcierto en diversos sectores. Incluso, en algunos casos, se percibe un sentimiento de revancha y odio hacia lo construido en democracia en los últimos años por los funcionarios actuales.

Detrás de esta aparente anarquía, se esconde una estrategia que busca desorientar, confundir y mantener a la opinión pública constantemente en vilo. En el epicentro de este escenario se encuentra el presidente, Gustavo Petro, quien ha hecho del caos su marca registrada.

Desde su época como alcalde de Bogotá, Petro demostró ser un hábil artífice del desorden. Su administración se caracterizó por la falta de liderazgo, ineficiencia en la gestión y la constante polarización de la sociedad bogotana. No olvidamos el desastre e improvisación en el manejo de las basuras, el caos en la movilidad, el crecimiento de la informalidad y la creación de la EPS Capital Salud, que terminó en quiebra, junto con una constante baja ejecución presupuestal.

Una de las principales estrategias de Petro ha sido mantener la atención mediática centrada en un sinfín de controversias. Escándalos políticos, denuncias de corrupción, dudas sobre la financiación de su campaña, ineficiencia de sus ministros e incluso especulaciones sobre su vida privada se han convertido en moneda corriente en la Colombia de hoy. Y, aunque cada uno de estos episodios merecería un profundo análisis, la estrategia del caos impide que la sociedad y los medios de comunicación puedan digerir adecuadamente estas noticias.

Las cortinas de humo se suceden una tras otra, como una sucesión interminable de actos de prestidigitación política. Cuando un escándalo está a punto de tomar relevancia, aparece uno nuevo, relegando al olvido cualquier discusión seria sobre los temas que realmente importan.

El resultado de esta estrategia del Caos es una sociedad agotada, desorientada y desilusionada. Mientras los ciudadanos siguen cada escándalo y cada rumor con atención, los asuntos cruciales, como las reformas en el Congreso o los desafíos de su administración, quedan relegados a un segundo plano. Colombia está pasando de un crecimiento del 7,3% en el 2022 a menos del 2% en el 2023, la inflación aún en dos dígitos, 10,99%, una tasa de interés alta, decrecimiento en sectores como el constructor, freno a la transición energética, una salida masiva de capitales, y una pérdida de confianza de los inversionistas extranjeros. Aún están por verse los impactos de la nociva reforma tributaria aprobada en el 2022.

Enfrentamos el reto de lidiar con las consecuencias de apostar por un líder que prometió el cambio, que es defensor de sus ideales, pero que se ha revelado como un pésimo gerente y administrador. La estrategia del caos de Petro ha sido efectiva para mantener la atención pública lejos de los problemas reales, pero a costa de la estabilidad y el progreso del país. Los colombianos, hoy más que nunca, se enfrentan al desafío de encontrar un camino que les permita superar esta era de incertidumbre y caos.

VÍCTOR MUÑOZ
​Emprendedor, Investigador y analista Portafolio

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