El pasado viernes el ministro de las TIC, Mauricio Lizcano, firmó las resoluciones que le entregan a los operadores ganadores de la subasta del pasado diciembre los permisos para empezar a despegar las redes de quinta generación móvil en el territorio nacional. Esto constituye el inicio oficial de la era 5G en Colombia, que contempla inversiones por más de $25 billones en un período de 10 años.
En una semana las empresas -Claro, la unión Tigo-Movistar, Wom y TeleCall- han empezado a tomar acciones como el montaje de 1.050 antenas y el encendido de las redes comerciales en las principales ciudades. La participación de Colombia en el reciente Congreso Mundial de Móviles (WMC) en Barcelona (España) estuvo marcada por el ingreso formal de Colombia al club de los países latinoamericanas y del Caribe con redes tecnológicas 5G en servicio.
Es justo reconocer el trabajo del ministro Lizcano y el viceministro, Gabriel Jurado en el Ministerio de las Tecnologías de Información y Comunicaciones (Mintic), así como de la Agencia Nacional del Espectro (ANE) para dar este paso efectivo para las telecomunicaciones, que ya habían asumido varios países de la región. Asimismo, queda reflejado el compromiso de las cinco empresas operadoras por apostarle a hacer realidad, vía cuantiosas inversiones, el mundo 5G en el país en medio de retos complejos desde el modelo de negocio, altos costos y una desaceleración de la economía que golpea la actividad productiva y los hogares.
El Boletín de las TIC para el III trimestre de 2023 ratifica el amplio espacio de maniobra con respecto a las necesidades de conectividad de los colombianos. 83% de los usuarios acceden a internet por medio de teléfonos móviles, frente a 76% del mismo período del 2022. Colombia registra 43,2 millones de accesos móviles a la red, 89% en tecnología 4G. Es decir, hay mucho por crecer entre quienes hoy están desconectados y en convertir esos millones de accesos en pasajeros de las ‘autopistas’ 5G.
No sobra recordar los beneficios de una implementación rápida de esta nueva generación de tecnología: velocidades de navegación hasta diez veces más rápida, mayor capacidad de múltiples equipos conectados, menor latencia, entre otros aspectos. Estas capacidades tecnológicas podrán transformarse en el desarrollo de servicios y aplicaciones en áreas como la Inteligencia Artificial (IA), el Internet de las Cosas (IoT), la automatización y la realidad virtual.
De hecho, además de las ventajas de una navegación más veloz y estable para hogares y usuarios, el 5G cuenta con un inmenso potencial para la transformación digital de industrias enteras ante la posibilidad de procesar datos, conectar equipos y maquinaria y reducir las latencias. Sectores como el transporte y logística, las manufacturas, las plantas industriales, la minería y los procesos extractivos, la telemedicina, e incluso el entretenimiento y la educación, podrán encontrar en estas nuevas redes soluciones que mejoren su productividad, su competitividad y la eficiencia de sus procesos empresariales.
Pero los desafíos para el despliegue y la adopción rápida del 5G no dependen solo de la agilidad de las empresas en las definiciones de sus respectivos servicios. En paralelo, la implementación de las redes requiere estabilidad jurídica para la llegada de billonarias inversiones en los años siguientes -al menos $3 billones este año- y claridad en las normas regulatorias, técnicas y de ordenamiento territorial en ciudades, campos e industrias. En otras palabras, la entrada al 5G es un esfuerzo de cooperación público-privado para mejorar la conectividad de los colombianos y competitividad de su economía.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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