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Francisco Miranda Hamburger
Editorial

Moderación e incertidumbre

La reactivación económica no está completa sin el cierre de la brecha de empleos y sin retomar el camino de reducción de la pobreza.

Francisco Miranda Hamburger
Director de Portafolio
POR:
Francisco Miranda Hamburger

A poco más de quince días de terminar este 2021, las perspectivas sobre el crecimiento de la economía no solo siguen siendo optimistas, sino que, en los cálculos de varias entidades y centros de estudios, podrían bordear o incluso superar los dos dígitos. Es momento entonces de revisar lo que estos mismos analistas avizoran para el panorama económico de Colombia en 2022.

Prácticamente todas las estimaciones pronostican que tras el 2021 como año de la reactivación, vendrá un 2022 marcado por la moderación y el agotamiento del rebote estadístico. El año entrante el PIB colombiano crecería en un rango entre el 3,4 por ciento y el 5,5 por ciento, jalonado por el consumo de los hogares. Si bien la tendencia continuará su senda positiva, tanto en Colombia como en la región el crecimiento se estabilizará tras retornar a los niveles previos a la pandemia.

Por más favorable que sea el regresar a la situación de 2019, no sobra recordar que, antes del covid-19, la economía colombiana enfrentaba retos estructurales en crecimiento y empleo, así como la ralentización en el ritmo de reducción de la pobreza y la urgencia de reformas en pensiones y mercado laboral.

El 2022 será el año en que algunos de estos desafíos recuperarán bríos para entrar a la primera línea de la discusión.

No obstante, varios factores se asoman en el horizonte y podrían transformarse en nubarrones que amenazarán el desempeño de la economía. En primer lugar, las elecciones presidenciales y de Congreso de la República en el primer semestre del año entrante generarán de manera inevitable que muchas decisiones de inversión y consumo se frenen o morigeren. A este efecto se añade una incertidumbre electoral mayor: en 2002 no solo está en juego el cambio de administración de la Casa de Nariño sino también el modelo económico y el papel del empresariado.

Segundo, las presiones inflacionarias de este año, algunas de ellas de origen global, continuarán empujando al alza los precios al menos durante parte de 2022. Más allá de que se defina un aumento generoso del próximo salario mínimo, la inflación seguirá afectando el poder adquisitivo de los hogares colombianos y enrarecerá la percepción ciudadana sobre la reactivación de la economía.

A pesar de lo anterior, los analistas prevén que el año entrante el fenómeno del alto costo de los alimentos será más moderado que lo registrado en 2021: en un rango entre el 3,6 por ciento y el 4,5 por ciento.

En tercer lugar, la generación de empleo no dejará de constituir uno de los desafíos más perentorios y complejos de la reactivación en 2022. Aunque se han recuperado alrededor del 80 por ciento de los puestos de trabajo destruidos por la pandemia, tanto el rezago de más de 680 mil empleos como el aumento de la informalidad y el deterioro laboral evidencia que la tarea en este frente sigue incompleta. Las estimaciones de los expertos calculan una tasa de desempleo entre el 11 y el 13,5 por ciento, unos niveles de desocupación que siguen siendo muy altos para la economía.

En especial, cuando el Gobierno Nacional aspira a una disminución de al menos 6,6 puntos porcentuales en la población con pobreza monetaria. Esta es una meta ambiciosa que está vinculada a una creación de puestos de trabajo, mucho más dinámica que la que se está registrando. La reactivación económica no está completa sin el cierre de la brecha de empleos y sin retomar el camino de reducción de la pobreza.

FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
framir@portafolio.co
Twitter: @pachomiranda

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