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Francisco Miranda Hamburger
Editorial

Siguen las señales

La discusión sobre las nuevas reglas sobre los subsidios ha desatado incertidumbre en el sector de la construcción, vital para el desempeño económico.

Francisco Miranda Hamburger
Director de Portafolio
POR:
Francisco Miranda Hamburger

Antes de terminar el año pasado las estimaciones sobre el comportamiento de la economía colombiana -y la del resto del mundo- en este 2023 reflejaban una clara tendencia a la desaceleración. Tras una reactivación dinámica en 2021 y 2022, la actividad económica registraría este año una notable reducción en su ritmo de crecimiento anual a un rango entre 0,8% y 2% del PIB.

Por esa razón, es crucial el seguimiento cercano al abanico de indicadores que le toman el pulso a este freno de mano que ya está experimentando la economía en Colombia. La información disponible sobre el primer trimestre, que terminó hace tres semanas, muestra que las señales de este enfriamiento continúan en el tejido empresarial y en el consumo de los hogares colombianos.

El balance del comercio en este primer cuarto del año es preocupante. De acuerdo a la Bitácora Económica de Fenalco, el 77% de los comerciantes reportó ventas iguales o inferiores en comparación con el año pasado. El más reciente reporte del Dane sobre el desempeño del comercio y la industria durante febrero pasado muestra esa pérdida de dinamismo. Si se comparan las ventas de los comerciantes en el primer bimestre de 2023 en comparación con ese mismo período del 2022, el aumento es sólo del 0,7%.

La firma Raddar, especializada en monitorear el consumo, registró asimismo que el gasto de los hogares se contrajo en marzo pasado 3% y, por primera vez, desde 2006, todos los grupos de gasto reportan caídas frente al año pasado. A lo anterior se añade la persistencia en la disparada de la inflación, la más alta en 23 años que sigue sin tocar techo, y una nueva preocupación que pasa de los alimentos a los regulados y los servicios.

No sorprende entonces que la confianza del consumidor en marzo, medida por Fedesarrollo, haya caído en medio de alertas sobre la situación y las condiciones económicas del país. En lo que a la industria manufacturera corresponde, el Dane registró en febrero pasado la entrada a terreno negativo de las ventas en un 1,1%. Con respecto al sector de la construcción, ya son varios los meses consecutivos con serias alarmas con relación a las ventas de vivienda nueva, en especial las de Interés Social (VIS).

Camacol informó que, en marzo pasado, la comercialización de viviendas se desplomó 61% al nivel registrado en 2013. En términos anuales la caída es de un 25,4%, incluyendo las unidades de tipo social. En estos momentos las ventas reflejan un panorama peor que en los tiempos de la pandemia. La discusión sobre las nuevas reglas sobre los subsidios ha desatado gran incertidumbre en un sector como el de la construcción, vital para el desempeño económico en general.

Estos números provenientes del comercio, la industria, la construcción y los hogares contrastan con la discusión de las reformas -salud, laboral y pensional- que hoy concentran la atención del Gobierno Nacional y del Congreso de la República. Este telón de desaceleración económica no es el más favorable con respecto a la radical intención reformista de la Casa de Nariño ya que eleva la incertidumbre e impacta las perspectivas de empresarios e inversionistas.

Mientras el Gobierno y los partidos políticos debaten esos articulados, sin atender al impacto combinado de todas esas medidas sobre los actores económicos, las empresas y los hogares ya están sintiendo el freno de la actividad económica y deteriorando sus perspectivas. Esa disociación es alarmante.

FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
framir@potafolio.com
​Twitter: @pachomiranda

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